El Consejo Nacional Electoral de Venezuela proclamó una tendencia irreversible con el 90% de los votos escrutados que marca una nueva reelección de Hugo Chávez. La votación superó con algo más de 9% a su contendor, el socialdemócrata Henrique Capriles, que aglutinó a una gran mesa de oposición que lo eligió en primarias.
Venezuela ya no será la misma. Si bien el triunfo de Hugo Chávez parece suficiente, el mandatario reelecto debe tomar en cuenta que en democracia, la fuerza de apoyo a los perdedores es una tendencia esencial y su voz debe ser respetada. Capriles aceptó el resultado con estoicismo, emoción y una dosis de apoyo de sus esforzados partidarios.
“Lo que el pueblo diga es sagrado”, dijo. Felicitó a Hugo Chávez y le pidió grandeza para leer los resultados.
Hay un país con dos visiones. Hugo Chávez encabeza un gobierno populista, que ha callado medios de comunicación, no ha escatimado recursos millonarios de sus cuantiosas reservas petrolíferas, ha desarrollado programas sociales clientelares y no ha sabido controlar la inflación (25%).
Chávez ha desarrollado una ofensiva continental y su indudable influencia regional hizo que estos comicios sean seguidos por millones de personas en toda América Latina. Las proclamas del socialismo del siglo XXI, una entelequia del discurso, tuvieron sin una aceptación considerable, pese al desgaste efectivo de su ejercicio del poder.
Esa fue la voluntad popular construida con la millonaria propaganda y su innegable manejo de las masas. Supo además manejar con efectividad emotiva su enfermedad y ganó. El proceso electoral se llevó adelante en paz. Es un punto favorable que marca la vocación democrática de los venezolanos que ya decidieron su futuro.