El Gobierno del Ecuador restringió ‘temporalmente’ el acceso de Julián Assange a una parte de sus comunicaciones.
El dato, confirmado por la Cancillería ecuatoriana, se argumenta como ejercicio soberano del Gobierno.
En realidad, Assange ha usado y abusado de la sede diplomática del Ecuador en Londres, donde encontró un asilo diplomático que ya resulta incómodo para nuestro país y sus intereses.
Cuatro años y cuatro meses de encierro han sido acompañados de visitas y entrevistas, aparte del costo que significa su asilo en una de las habitaciones de las oficinas de la Embajada ecuatoriana. La Policía inglesa dejó de hacer vigilancia redoblada debido al costo y a las dificultades que le planteaba.
Si bien el Gobierno tiene derecho a otorgar asilos cuando a bien tuviere, hay que reconocer que esta situación ha perturbado las relaciones con el Reino Unido y además con Suecia, país que requiere a Assange para que responda ante la justicia por casos de presunto abuso sexual.
Una de las libertades que se tomó Assange fue divulgar material que puede afectar la imagen de la demócrata Hillary Clinton, quien libra una dura batalla con el republicano Donald Trump, por la Presidencia de Estados Unidos.
El Departamento de Estado de ese país ha negado injerencia alguna en la decisión del Ecuador. Lo que está claro es que esto constituye al menos otro abuso de confianza más del pirata informático a su condición de asilado.