El 7 de octubre será una fecha crucial en la vida política de Hugo Chávez. Afrontará las elecciones presidenciales con un doble reto: superar su enfermedad -para muchos mortal- y a un candidato opositor único y fuerte por primera vez en su dilatada trayectoria.
Contra varios pronósticos, el Presidente en funciones decidió afrontar una nueva reelección pese a su enfermedad. Hugo Chávez ha recibido un continuo y agresivo tratamiento contra el cáncer en medio del hermetismo oficial y apariciones esporádicas, menos continuas que sus constantes e histriónicas presentaciones en cadenas, inauguraciones y discursos, parte esencial de su estrategia de fuerte exposición pública y mediática.
Esta vez, hasta el último momento el Presidente manejó el anuncio de su candidatura como un mecanismo para mantener encendida la expectativa. Hasta un monigote con su figura apareció arreado por sus partidarios allí donde no llegaba el Presidente.
Chávez, un populista con el discurso del socialismo del siglo XXI, que gobierna Venezuela con millonarios recursos del petróleo y una alta popularidad, afronta esta vez, a más del cáncer que le puede restar energía para la campaña, una circunstancia política desconocida para él.
En anteriores procesos la oposición se había abstenido de participar. Solamente en la última elección parlamentaria volvió a la arena y esbozó una estrategia para formar un frente común para enfrentarlo. En elecciones primarias designó a Henrique Capriles.
El joven empresario inscribió el domingo su candidatura con un gigantesco despliegue en Caracas. Ayer hizo lo propio el Presidente. Es de esperar una lucha política frontal, pero democrática que garantice la voluntad popular.