El Ecuador es un país que tiene sobra de recursos hídricos. Las cordilleras y las pendientes prestan un entorno natural adecuado para la construcción de plantas y represas. Los técnicos de las entidades de energía han guardado estudios que tardaron décadas en concretarse.
El gobierno de Lucio Gutiérrez dio el paso al proyecto Mazar, inaugurado por el actual Presidente. Era el complemento para el proyecto Paute. Su planificación inicial data de los regímenes militares.
El famoso y gigante Coca-Codo Sinclair está en ejecución. Es un viejo proyecto que este Gobierno decidió impulsar. Lo hizo con financiamiento chino y empresas de ese país, tras un fallido y costoso acuerdo con la argentina Enarsa.
La semana pasada, y con retraso, el Presidente inauguró la Central Ocaña, planificada en 1996, iniciada el 2008 y entregada dos años más tarde de lo previsto. Otras inauguraciones fallidas o retrasadas causaron las iras sabatinas del Mandatario. El silencio del Ministro del ramo ha sido la respuesta ante los requerimientos de este Diario. Otros grandes proyectos aguardan en el calendario de entrega. Baba (2012 ), Sopladora (2014), Toachi – Pilatón (2015). En la mayoría de casos, las empresas que trabajan con retraso son chinas; también las hay de Rusia y Brasil. La diversificación de las fuentes de agua y vertientes cordilleranas puede atenuar el riesgo sísmico evidente.
Hay proyectos en materia de energía eólica como Villonaco, también atrasado. El potencial es inmenso, pero la puesta en marcha es aún incipiente. El desarrollo de proyectos para producir gas es otra cuenta pendiente.
No debemos seguir importando combustibles que le cuestan al país una millonada. Se impone cambiar la matriz energética.