La noticia que se divulgó sobre la suspensión de un porcentaje alto de envíos de camarón a China causó alerta.
Pero ante las primeras informaciones, los sectores productivos de camarón del país y el Ministro de Comercio Exterior aclararon que el camarón ecuatoriano no está contaminado y es de alta calidad.
El dato llegó tras el hallazgo de restos del coronavirus en una pared de un contenedor y en cinco cajas: la detección se hizo en los envases. Eso significa que el interior, que contiene el producto, estaba debidamente embalado, siguiendo todas las normas internacionales de sanitización, y no tiene contaminación alguna.
Los productores ecuatorianos, con amplia experiencia en el tratamiento del crustáceo y con años de fuerte liderazgo en varios países, seguramente actuarán con prontitud, como lo han hecho frente a las exigencias de otros mercados del mundo.
La noticia viene desde el país donde nació y se expandió el virus que tanto daño y muerte ha causado en todo el planeta. Es lógico que se persigan los mejores estándares para evitar problemas futuros.
El mercado de camarón ecuatoriana en China sufrió desde los primeros días de marzo una merma obligada, por la paralización de toda actividad en esa gran nación y por las paras casi totales en las flotas navieras del mundo durante un tiempo.
En Ecuador, uno de los países que levantó alertas tempranas, se vigiló con celo la producción de alimentos para garantizar el abasto interno y con especial cuidado también todos los productos exportables.
Por esa razón, luego del golpe inicial se han visto recuperaciones estimables en el banano y el camarón. De este modo se sostiene las divisas que llegan al país y se asientan las esperanzas de seguir creciendo.
Hace unos meses afrontamos denuncias en la Unión Europea por cierta contaminación de la pesca de atún y se extremaron los cuidados para preservar la calidad, la higiene y los mercados indispensables.
Urge hacer todos los esfuerzos para que el camarón siga como producto de alta calidad en todo el mundo.