La idea es facilitar las cosas, permitir la bancarización de más ecuatorianos a través del acceso al dinero virtual, disminuyendo la posesión de dinero físico.
Los datos de la realidad dicen que hay 15 millones de líneas celulares en el país, es decir, más que el mismo número de habitantes cifrado en más de 14 millones en el último censo. El 82% de personas usa teléfonos móviles, pero apenas 6 y medio millones tienen cuentas bancarias.
Todavía se estudian aspectos relativos al costo de la operación, el papel de los bancos privados y las facilidades tecnológicas de las tres operadoras -dos privadas y una de capital del Estado-. Además, se debe saber la responsabilidad del Banco Central y determinar los costos de las transacciones. Estas operaciones se podrán efectuar desde los teléfonos celulares en corto tiempo, similares a las consultas que se efectúan para hacer pagos con tarjetas de crédito y aun con operaciones comandadas desde computadoras.
En principio, el Estado tenía pensado asumir los costos que podrían bordear hasta los USD 6 millones. Ahora se estudia el eventual rol que asuman los bancos privados y será importante fijar los montos de las transacciones que deberán cubrir costos operativos. Una de las inquietudes es que la telefonía celular tiene tarifas altas en el país y se debe despejar la interrogante sobre eventuales impactos en los costos de las transacciones de las billeteras móviles.
Otro tema inquietante es el de la seguridad de las operaciones, el blindaje ante piratería electrónica y otros delitos informáticos y la propia seguridad física, aunque expertos dicen que al disminuir el uso del dinero físico la seguridad de las personas corre menos riesgo. Sobre esta novedad todavía se esperan anuncios y precisiones.