Los primeros días de unificación del servicio de recolección de basura, el final del contrato de una empresa privada y la nueva “experiencia” de la empresa municipal Emaseo, no han traído buenos resultados para los vecinos del centro y sur de la ciudad.
Desde el 2003 venía operando la empresa Quito Limpio. Con 400 trabajadores cubría alrededor de la mitad de Quito. En la otra mitad, con 1000 trabajadores, la empresa municipal arrastraba viejas ataduras que establecieron los sindicatos fuertes y los cargos heredados contra los que tuvo que luchar la administración municipal anterior, sin poder acabar con el problema. Cinco sindicatos tiene Emaseo. Cuando se concesionó el servicio a la empresa privada esta absorbió a varios de los empleados municipales. Hoy que el servicio revierte Emaseo no admite a los trabajadores de Quito Limpio.
Durante los primeros días no se han respetado los horarios establecidos y 750 toneladas de basura quedaron en las calles, por cuanto el domingo la empresa municipal decidió no trabajar. Apenas han informado que reestructuran los horarios. En el centro y en el sur de Quito se acumulan miles de bolsas de basura. Las autoridades hablan de sabotaje. Un sabotaje contra la salud pública es absorber un servicio sin preparación y actuar sobre la marcha, cuando se sabía hace tiempo que el contrato vencía.
A la ineficiente y obesa empresa municipal le han dado 90 días de plazo para probar que puede hacerse cargo de la situación y si no funciona se abrirá un nuevo concurso. Para ello le darán USD 2 800 000, USD 5 00 000 menos que lo que pagaban a la concesionaria privada Quito Limpio.
Ojalá no sea peor el remedio que la enfermedad, ya que según la empresa saliente su costo de recolección era tres veces menor que el de la empresa municipal.