Desde el sábado 5 de abril, los productos ecuatorianos pagan un 10% de aranceles para ingresar a Estados Unidos.
Los empresarios nacionales trabajan en coordinación con el Gobierno de Ecuador para elaborar una estrategia de negociación y tratar de revertir esta situación.
El proceso no será sencillo ni rápido, ya que varios países también buscan negociar, y Ecuador no puede reducir aranceles exclusivamente a Estados Unidos.
La Organización Mundial del Comercio establece que una disminución de este tipo debe aplicarse a todos los países con los que se mantienen relaciones comerciales. Esto se conoce como el principio de “nación más favorecida”. Si se reducen aranceles para EE.UU., debe hacerse lo mismo con el resto.
Además, influye la coyuntura político-electoral, que se definirá el próximo domingo 13 de abril.
Pero estos aranceles no solo inciden en las exportaciones, sino que también afectan los hábitos de consumo del ecuatoriano.
Este impacto se centra especialmente en quienes adquieren ropa, zapatos, tecnología u otros productos procedentes de Estados Unidos que no son fabricados en ese país.
Son productos comprados mediante casillas postales en Miami y que llegan con couriers o a través de importadores que operan en Ecuador.
La Asociación de la Industria de la Moda de EE.UU. señaló que los aranceles ocasionarán un incremento en los precios de la ropa y el calzado. Un calzado deportivo que costaba 155 dólares podría subir a 220.
Se calcula que el impacto de los aranceles ascenderá a unos 35 000 millones de dólares.
En un mundo globalizado como el actual, la fabricación de ropa y calzado depende de las cadenas de suministro internacionales.
El 60% de las importaciones de ropa en EE.UU. proviene de China, Vietnam y Bangladés, según esta asociación. Les siguen India, Camboya, Indonesia y Pakistán. Todos deben pagar más aranceles por enviar mercancía a EE.UU.
También están gravadas las compras realizadas en plataformas como Shein o Temu que llegan a Estados Unidos. Los ecuatorianos suelen usar esta ruta para adquirir productos a través de dichas plataformas.
En tecnología, la situación es similar. Un computador, teléfono celular u otro dispositivo podría experimentar aumentos de precio.
Por citar un ejemplo, se estima que un iPhone podría aumentar su precio en un 54%. Su procesador, batería, entre otras partes, se fabrican en Taiwán, China, Corea del Sur o Japón.
Los fabricantes e importadores analizan sus costos para determinar qué decisión tomarán: trasladar directamente el incremento al consumidor o reducir sus márgenes de ganancia para asumir parte del impacto y evitar una caída en sus ventas. Por eso, Nintendo aplazó la preventa de su Nintendo Switch 2 solo para EE.UU. Estaba para el 9 de abril y ahora no hay fecha.
En un mundo globalizado, decisiones como la adoptada por el Gobierno estadounidense afectan a todos.