Quito se apresta a cerrar las celebraciones por los 485 años de fundación española en medio de un ambiente que deja espacio a las reflexiones.
Una de ellas proviene de la historia y del presente, y tiene que ver con ese crisol de comunidades que fue este espacio geográfico privilegiado mucho antes de la fundación ibérica, que al mismo tiempo trajo desde Europa su propio mestizaje.
La capitalidad de Quito ha sido una condición de siglos y sigue siéndola, con todo lo que ello significa en los más distintos campos, desde el pensamiento hasta la productividad, pasando por el ejercicio político, la educación o la cultura.
Como tal, Quito ha sido escenario de muchos de los avatares de la historia, y los últimos tiempos no han sido la excepción. Como termómetro nacional, la capital ha sentido las consecuencias de la inestabilidad política y económica en distintas etapas de la vida republicana, con especial acento en las últimas décadas.
Su condición de ciudad más poblada del Ecuador le trae una serie de desafíos, igual que sucede con otros polos urbanos que atraen la migración interna y externa. Porque otra vocación de Quito ha sido y es la de una ciudad de puertas abiertas.
Los desafíos, desde luego, crecen, y lamentablemente las soluciones no van al mismo ritmo. Si algo se observa en las distintas administraciones es la falta de continuidad en políticas y visiones, que debieran ir más allá de la huella personal que cada alcalde quiera darle. Hay desafíos de gran envergadura en materia de movilidad, de provisión de servicios básicos, de seguridad, de manejo de espacios públicos, que casi no debiera haber espacio para improvisar.
Ayer tuvo lugar la Sesión Solemne y varios compromisos asumidos por el Gobierno con la capital ecuatoriana buscan dar un respiro a una ciudad que se atosiga en el día a día, mientras espera soluciones sustentables.
Desde luego, el destino de una ciudad no solo depende de las rutas que marcan sus autoridades sino de quienes la habitan. Porque Quito no solo es un espacio de tránsito, de trabajo y de fiesta sino una comunidad.