Con la victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre de 2024, el panorama político en América Latina se perfila para experimentar cambios profundos y divisiones marcadas. A medida que se acerca el año 2025, las relaciones entre países de la región se verán afectadas por las políticas que el nuevo presidente estadounidense implemente, así como por las dinámicas internas en naciones como México, Argentina y Venezuela.
Las presiones comerciales, la migración y las alianzas estratégicas serán temas centrales que definirán la geopolítica en el continente.
La llegada de Trump a la Casa Blanca trae consigo una serie de desafíos para México. La administración anterior había logrado establecer un acuerdo relativamente estable con Estados Unidos, pero con Trump, las presiones comerciales podrían intensificarse. Se anticipa que el nuevo presidente busque renegociar o incluso romper el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que podría tener repercusiones devastadoras para la economía mexicana.
Además, las duras políticas migratorias que Trump ha prometido implementar afectarán a miles de mexicanos que buscan mejores oportunidades en EE. UU. Las tensiones en la frontera podrían aumentar, generando un clima de incertidumbre y miedo entre los migrantes. La respuesta del gobierno mexicano será crucial para mitigar estos efectos y mantener una relación diplomática constructiva con Washington.
La situación entre Argentina y Venezuela también se tornará más complicada bajo la presidencia de Trump. Javier Milei, presidente argentino y aliado cercano del exmandatario estadounidense, ha adoptado una postura crítica hacia el régimen de Nicolás Maduro. En este contexto, la embajada argentina en Caracas ha sido escenario de tensiones diplomáticas, con seis opositores al régimen de Maduro refugiados allí durante nueve meses. El hecho ha involucrado incluso al Estado ecuatoriano con un supuesto canje de los antichavistas por la entrega de Jorge Glas, quien está preso en Ecuador.
A medida que Trump asuma el cargo, es probable que su administración apoye abiertamente a Milei, lo que podría intensificar aún más las tensiones entre Argentina y Venezuela; y los aliados de ambos bandos.
Las relaciones entre América Latina y potencias globales como China y Rusia también influirán en la dinámica política del continente. Venezuela ha cultivado una relación cercana con China, buscando apoyo económico y político en medio de su crisis interna.
Por el contrario, Argentina ha mantenido vínculos estratégicos con Israel, lo que podría complicar aún más su relación con otros países latinoamericanos que tienen posturas diferentes. El futuro geopolítico dependerá en gran medida de cómo estas naciones naveguen sus relaciones internacionales bajo un liderazgo estadounidense que podría adoptar un enfoque más aislacionista o confrontativo. La influencia de China en la región seguirá siendo un factor determinante, especialmente si EE. UU. busca recuperar terreno perdido.
El regreso de Donald Trump a la presidencia marcará un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Las divisiones políticas ya visibles se acentuarán a medida que los países enfrenten presiones comerciales, tensiones diplomáticas y desafíos internos.