Iván Duque obtuvo una ventaja de 12 puntos sobre Gustavo Petro en las elecciones presidenciales de Colombia.
La jornada cierra una etapa de gran polarización entre las tesis del triunfante candidato derechista y las del candidato izquierdista, y abre una serie de expectativas sobre la conducción del vecino país desde el 7 de agosto.
Si bien la relación binacional incluye una agenda amplísima en función de la interacción de dos países con un pasado y un presente compartidos, se espera mayor claridad y dinamismo para enfrentar los problemas comunes, sobre todo en la frontera.
Desde finales de enero, hubo un recrudecimiento de las acciones violentas por parte de grupos armados que viven del narcotráfico y otras actividades ilegales conexas que impactan sobre las poblaciones de los dos países. Y si bien ha habido enérgicas respuestas de la fuerza pública en los dos países, a las que se han sumado gestos y declaraciones, todavía no se siente que haya una sinergia política y diplomática.
Una vez que en la agenda política colombiana hay certezas sobre el mediano plazo, y una vez que el Ecuador tiene más claro el derrotero de su política internacional, es indispensable hallar coincidencias para enfrentar problemas que van mucho más allá de las visiones estrictamente militares.
El cambio político puede ser la oportunidad para pasar de los diagnósticos y las declaraciones a acciones en beneficio de dos socios inevitables.