La negociación del nuevo acuerdo comercial entre Ecuador y Chile tomó un año. Ahora se espera la firma de los presidentes de ambas naciones y de otras autoridades para que el tratado entre en vigencia.
Se trata del tercer acuerdo que culmina el país y que es considerado de nueva generación, es decir, que regula temas que van más allá del intercambio de mercancías.
Ecuador ya ha firmado dos acuerdos en esta línea. El primero fue con la Unión Europea y está vigente desde el 2017. El segundo fue con los Estados de la Asociación Europea de Libre Comercio (Efta, por sus siglas en inglés), firmado en junio del 2018. Falta la aprobación de la Asamblea.
En los acuerdos de nueva generación, como el de Chile, se negocian temas que van desde las compras públicas y los servicios profesionales hasta temas laborales o ambientales, pasando por el comercio electrónico, los encadenamientos productivos, las medidas y fitosanitarias, las buenas prácticas de regulación, normas aduaneras, entre otros.
El acuerdo con Chile no solo permitirá profundizar el intercambio sino también avanzar en la estrategia de Ecuador para entrar a la Alianza del Pacífico, un bloque integrado por México, Colombia, Perú y Chile.
Para Ecuador, el siguiente paso será firmar un acuerdo de nueva generación con México, pues ya tiene un acuerdo con Colombia y Perú.
Mientras se avanza en esa estrategia, los exportadores ecuatorianos podrán aprovechar el mayor acceso al mercado chileno, lo cual abre oportunidades para exportar productos cárnicos y agrícolas, entre ellos, arroz, azúcar y maíz.
Si bien ya existía un acuerdo comercial con Chile, el nuevo permite que todos los productos que actualmente Ecuador ya vende a ese mercado no paguen aranceles. Y existen nuevas oportunidades para ofrecer servicios profesionales o insumos que sirvan para fabricar productos que se exporten al Asia, por ejemplo.
Pero el acuerdo es solo una herramienta. Para aprovecharlo falta que el Gobierno, empresarios y demás sectores armen la agenda interna.