A 19 años de la dolarización

El 9 de enero del 2000, el gobierno de Jamil Mahuad tomó una decisión drástica para estabilizar una economía destrozada por una combinación de factores: caída de precios del petróleo, fenómeno de El Niño y crisis bancaria del 1999.

La adopción de la dolarización fue una medida extrema, pero los resultados al cabo de 19 años dejan ver que este esquema monetario ha generado beneficios para la ciudadanía: acabó con el riesgo de la devaluación, estabilizó los precios, mantuvo el poder adquisitivo de los salarios, permitió planificar sin la incertidumbre sobre el tipo de cambio e impulsó el financiamiento y el endeudamiento a largo plazo. Las tasas de interés bajaron, pero todavía reflejan el riesgo del país y las limitaciones del sector financiero nacional.

Con la dolarización, las autoridades económicas dejaron de tener una herramienta de política cambiaria para afrontar los shocks externos que, al cabo de casi dos décadas, se han presentado en dos ocasiones, ambas vinculadas con la caída de los precios del crudo, el principal producto de exportación de Ecuador. Desde hace un par de años se ha sumado otro factor externo en contra: la apreciación del dólar, que hace menos competitivos a los productos ecuatorianos de exportación e incentiva la compra de bienes extranjeros.

La adopción del dólar como moneda oficial debía estar acompañada de una serie de medidas para garantizar la vigencia de este esquema monetario. Por ejemplo, ante la imposibilidad de devaluar, era fundamental una mayor disciplina fiscal, lo cual no se ha cumplido. Cualquier mejora en competitividad debía lograrse a través de más productividad, que sigue pendiente. Y una crisis en la producción se reflejaría en menor empleo, por lo que era necesario flexibilizar el mercado laboral.

La falta de reformas estructurales ha pasado a segundo plano por el boom petrolero y el endeudamiento público, que inundaron de dólares la economía. Pero en épocas de ajuste como ahora se vuelven prioritarias, no para garantizar la dolarización sino la buena salud de la economía.

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