Inmediatamente conocido el Informe de Competitividad Global 2017-2018 del Foro Económico Mundial (presentado esta semana), los empresarios en Chile hicieron un llamado urgente al sector público para trabajar en aquellos indicadores en donde este país muestra debilidades. Eso, a pesar de que Chile se mantiene en su posición de líder en competitividad en América Latina y el Caribe, seguido por Costa Rica.
En el ranking, Chile está en el puesto 33 (Ecuador se ubica en el 97; el año pasado, 91 y en 2015, en el 76), pero existen objeciones internas sobre el rol del Estado por una mayor carga regulatoria o la falta de definiciones de políticas públicas para mejorar el clima de negocios en ese país. El objetivo es retornar al puesto 22 que obtuvo Chile en 2004-2005.
El Informe de Competitividad muestra resultados de 12 ámbitos: instituciones, infraestructura, estabilidad macroeconómica, salud y educación primaria, educación superior y entrenamiento, eficiencia del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, preparación tecnológica, tamaño del mercado, sofisticación en los negocios, eficiencia en mercado de bienes e innovación.
Mientras en Chile, sector privado y sector público buscan acuerdos en los temas que frenan su mejor desempeño competitivo, en Ecuador apenas se diseña el camino que permita avanzar hacia una recuperación de la economía. Por ahora, lo que está sobre la mesa es un pliego de 139 propuestas elaboradas por el Consejo Consultivo Productivo y Tributario, que abarcan cinco ejes: entorno productivo, innovación, financiamiento, acceso a mercados y sector tributario.
Precisamente, la inestabilidad de políticas, las tasas impositivas y las regulaciones laborales restrictivas se ubican como los tres factores más problemáticos para hacer negocios en Ecuador, que inciden en su competitividad. Si se acogen las propuestas enfocadas en objetivos de largo plazo, el país podrá obtener mejores notas ante el Foro Económico Mundial. Por ahora el camino está largo para alcanzar esos resultados.