Se necesita un programa económico

La semana pasada, en esta misma columna, expliqué que los multiplicadores de la base están bajando porque, durante el año pasado, los agentes económicos sustituyeron sus depósitos –a la vista o de ahorro y plazo– por dinero en efectivo, en proporciones cada vez mayores.

Se trata de un comportamiento atípico que afecta al aparato productivo en general porque limita severamente la posibilidad de que la plata disponible en la economía se convierta en crédito y, por tanto, en inversión.

Si sumáramos los saldos de las especies monetarias en circulación con los saldos en caja de los bancos y dividiéramos ese resultado para los saldos de los depósitos a la vista obtendríamos el coeficiente de preferencia por liquidez, como lo llaman Sachs y Larraín.

Entre diciembre de 2014 y noviembre de 2015, ese número pasó de 1,23 a 1,84; es decir, subió 50% en apenas once meses, un récord tristemente célebre para la economía del país. Aquellas cifras muestran que, hoy por hoy, los ecuatorianos prefieren tener casi el doble en “cash” de lo que tienen en sus cuentas corrientes.

En vista de los niveles históricamente altos e inusuales que registra este coeficiente, no es descabellado afirmar que el apetito por dinero en efectivo se ha convertido en un fenómeno que ya no depende tanto de los costos de transacción sino, más bien, de la incertidumbre económica que reina en el país.

La incertidumbre es, precisamente, el elemento que más debería preocupar a las autoridades porque, si no es bien manejada, podría conspirar contra los objetivos que persiguen sus medidas de política económica.

Asumamos –solo por un segundo– que la adopción del timbre cambiario (TC) funciona a la perfección y que este mecanismo logra detener limpiamente la salida neta de dólares que ahora mismo se produce porque el país importa más de lo que exporta.

Terminaría la sangría de dinero en el sector externo pero, al interior de la economía, la liquidez total –entendida como M2– no cambiaría mucho, pues muy probablemente los agentes seguirán prefiriendo dinero en efectivo en lugar de depósitos.

Si se quiere salvaguardar el esquema monetario es indispensable que aumenten los depósitos y crezca la liquidez total. Esto solo se conseguirá cuando las autoridades quieran, por fin, estabilizar las finanzas públicas, presentando un programa económico y firmando un acuerdo con el FMI.

Sin un plan creíble, cualquier medida podría ser vista como un esfuerzo aislado e inconexo para contener la crisis y eso podría ahondar los desequilibrios monetarios existentes.

Al igual que la semana pasada, vuelvo a insistir en la necesidad de abandonar los cálculos políticos y los prejuicios ideológicos para tomar medidas consistentes que nos saquen de la crisis.

@GFMABest

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