Quien quiera que sea el próximo presidente del Ecuador deberá superar la crisis con visión del futuro y conciencia del presente; soslayando el petróleo y sabiendo que el mundo camina hacia la liberación comercial en donde no caben proteccionismos ni subsidios, sino solo la productividad creciente.
Sin recursos para sustentarlos, no habrá espacio para populismos ni para la política con minúsculas que engaña en las campañas electorales sino para la Política con mayúsculas, que implica verdad y compromiso para crecer haciendo concesiones a la realidad.
Las fuerzas políticas con opción de poder deben presentar planes alternativos de gobierno, pues lo que se ha hecho hasta ahora no va más. Tales planes implican un cambio radical que deberá partir de una economía empequeñecida, pues el PIB del Ecuador no pasará de los USD 100 000 millones durante algún tiempo. Y requerirán un enorme esfuerzo para revalorizar el trabajo con talento y manos ecuatorianas, para operar un programa competitivo que ingrese en las cadenas globales de valor, aseguren sustentabilidad en el largo plazo y mantenga denodadamente la dolarización.
La contracción económica actual debe ser una oportunidad de trabajar mejor, tanto en la empresa privada como en el Gobierno. La conciencia del presente nos aconseja no desperdiciar los recursos siempre escasos, no hacer inversiones improvisadas (elefantes blancos), no fomentar las dádivas populistas, no esperar todo del gobierno que ya no tendrá con qué subsidiar ineficiencias, pues todo dependerá de la entrega al trabajo y de las tecnologías que se aclimaten en un país retrasado y pequeño, teniendo en cuenta además que la robotización tecnológica cercenará los empleos en el mundo.
Por eso es importante hacer cambios profundos en la política comercial equivocada de este Gobierno, para que vengan las inversiones grandes en bienes exportables para vender a mercados grandes y recuperar el tiempo perdido. El Ecuador en 9 años solo negoció un acuerdo comercial inaplicado con la Unión Europea, mientras que con Estados Unidos –su mercado más importante en dólares fuertes- no habrá acuerdo alguno durante este Gobierno. Dejemos de ser un país aislado e incierto, para ser amigable con nuevas inversiones y no solo atraer a las que compran empresas exitosas ya establecidas.
Hasta mayo de 2017 el Gobierno no podrá sino capear el temporal a saltos y a brincos, por lo que los candidatos con opción electoral deben presentar al país programas con bases distintas a los de la era petrolera de los últimos 45 años, con metas sociales en las que todos ganen, en donde lo básico sea el progreso de la gente pobre que es la que sufre con la crisis, como idea clave de la oferta electoral. Pero lo fundamental es contar con cuadros humanos bien preparados, experimentados y competentes para gobernar sin improvisaciones.