+ Economía - Política

Según espera la calificadora de riesgos FITCH, el déficit fiscal del Ecuador en 2017 sería el 6% del PIB (USD 6 000 millones y proyecta para este año una brecha de financiamiento de USD 9 600 millones, para seguir gastando y pagando la deuda.

Lo primero obedece a los derroches de la política clientelar en tiempos de elecciones y lo segundo puede ser atribuible al populismo “políticamente correcto” que debe ser revisado por el gobierno saliendo de su encrucijada al creer que no puede prescindir de las instituciones inútiles ni de los funcionarios ineficientes que ganan sin trabajar desde hace 11 años.

También es necesario relativizar el criterio de que un menor gasto del gobierno produciría recesión económica, porque depende de la estrategia.

Si los cortes son drásticos como hizo Macri en Argentina claro que generaría retrocesos sociales indeseables, pero si se hace un programa ordenado, gradual, cuidando de no perjudicar más a la gente de a pie y con objetivos explícitos de recuperación económica progresiva, se puede posicionar una imagen de realismo y sinceridad, que sea creíble por la comunidad internacional.

Pero lo fundamental es que la política ayude a lograr una recuperación económica auténtica mediante crecimiento de la producción, sin lo cual bajarán las reservas internacionales y tendremos menos dólares para financiar el derroche fiscal y las crecientes compras al exterior, y, como estamos dolarizados no habrá con qué importar lo básico porque habremos gastado en más automotores contaminantes y en bienes innecesarios.

La prioridad excesiva del presidente Moreno hacia la política puede conducir a un desgobierno económico y esto me recuerda el período de Mahuad, quien por su delicada salud y la atención al problema limítrofe con el Perú, descuidó el manejo económico y desencadenó una crisis profunda. Para evitar una situación similar quizá el Presidente podría conformar un equipo experimentado con fuerte apoyo político, como hizo Evo Morales con el discrecional ministro Arce, durante 10 años, para lograr la solvencia financiera de que hoy goza. Y la oposición, a su vez, debería proponer un programa alternativo -para provocar un debate con el gobierno- con medidas concretas y realistas, en lugar de abundar en lugares comunes maximalistas.

Además, durante el presente período viviremos una turbulencia política por la lucha de poder entre correístas y morenistas que incluso, después de la consulta, pugnarán sobre más referéndum y una Asamblea Constituyente, aumentando la incertidumbre y ahondando un populismo irreversible. Por esta lucha enconada – que deja al margen a la oposición derechista- habrá reversión del desarrollo, a menos que se mantenga el buen precio del petróleo, que ahora está subiendo por acción acertada de la OPEP, aunque algunos opinan que debemos abandonar a esta organización.

wherrera@elcomercio.org

Suplementos digitales