Una empresa puede emitir títulos valores, papel comercial, obligaciones, acciones, titularizaciones u otra modalidad, para financiar proyectos de inversión o para reemplazar deudas anteriores por nuevas, pero en mejores condiciones. En cualquier caso, las emisiones se respaldan en la sanidad de la empresa, en su solvencia, liquidez y demás indicadores, como también en las bondades del proyecto que se requiere financiar, si fuere ese el caso.
Esto es replicable también al Estado, que puede endeudarse mediante préstamos con bancos, solicitando créditos a proveedores si compra bienes, contratando créditos a otros gobiernos, pidiendo financiamiento a organismos internacionales o emitiendo bonos en el mercado nacional o internacional, entre otras. En estas circunstancias, el endeudamiento debe reunir unas pocas pero importantes condiciones: la nueva deuda debe mostrar que el Estado la podrá honrar cuando esta venza, el destino del nuevo financiamiento debe ser claro y dirigido a incrementar el patrimonio o la riqueza del Estado. También podría ser para reemplazar deuda previamente contratada en condiciones poco favorables.
Además, está el concepto de déficit o superávit fiscal primario, que se calcula como la diferencia entre ingresos y egresos presupuestarios sin considerar el monto de intereses de la deuda pública. Esta diferencia de ingresos y gastos significa que si es igual o mayor al monto de intereses de la deuda, el Estado se estaría endeudando para reducir el monto de la deuda; si es menor, se estaría endeudando para pagar deudas anteriores pero abriendo un hueco más grande. Las cifras fiscales muestran que el balance primario no solo que es menor al monto de intereses de la deuda sino que es negativo; es decir, el nuevo endeudamiento en la práctica cubre el pago de deudas anteriores, además de todo tipo de gastos que no alcanzan a cubrir los ingresos fiscales.
El saldo de las reservas internacionales al 8 de enero de este año es de USD 2 731 millones. Los depósitos de los bancos privados en el BCE son de USD 2 388 millones. Es decir, los bancos privados son acreedores del 87% de las reservas internacionales totales en el BCE. La parte más líquida está en el activo del BCE y asciende a USD 2 240 millones. Por lo tanto, la porción más líquida de los activos en el BCE cubre el 94% de los depósitos de los bancos privados, lo que significa que son otros los activos, oro monetario por ejemplo, que permitirían cubrir esa parte de los pasivos.
En resumen, la liquidez es precaria, no hay reservas suficientes peor ahorros. Con todo esto, ¿contra qué emite títulos valores el BCE?, las “inversiones” que ha hecho el BCE en bonos de Estado, ¿con qué liquidez compraron esos papeles? ¿Cómo va a pagar el Gobierno cuando venzan esos bonos al BCE? Todo finalmente proviene de la obesidad estatal que no quieren resolver. Están jugando con fuego.
Columnista invitado