El denominado debate entre el presidente de la República, Rafael Correa, y tres economistas críticos al modelo económico dejó a muchas personas decepcionadas, sea por la manipulación del moderador, la polarización de ideas o la ausencia de acuerdos mínimos para salir de la actual crisis, desaceleración o como quiera llamarse a esta situación donde las principales variables económicas apuntan hacia abajo.
Pero el encuentro del miércoles pasado también envió varios mensajes que se deberán considerar en el 2016. El principal es que no se podrá esperar certidumbre sobre el manejo fiscal y la economía seguirá evolucionando al ritmo del precio del petróleo.
En palabras del Presidente, se “pondrá a trabajar hasta el último dólar en el beneficio ciudadano”.
El mensaje para los ciudadanos y empresarios es que no esperen que el Régimen constituya fondos de liquidez o de ahorro para enfrentar los períodos de crisis.
El Presidente incluso está dispuesto a aceptar la mayoría de recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero nada de fondos de ahorro.
Los fondos son amortiguadores para las épocas de crisis, sirven para reducir el costo del financiamiento en el exterior y bajan el riesgo de cualquier inversión en el país.
La ausencia de estos amortiguadores, entre otras cosas, genera incertidumbre y eso tiene un alto costo que hoy se evidencia en la falta de inversión privada, nacional o extranjera.
El denominado riesgo-país pone en evidencia lo costoso de tener una economía con incertidumbre. Ecuador lidera la lista de países con mayor riesgo-país en la región, solo por debajo de Venezuela.
Tampoco hay que esperar que el modelo económico cambie, pese a los ajustes por efecto de la crisis. Eso significa que la inversión púbica se hará básicamente con deuda, que las restricciones a las importaciones continuarán para evitar la salida de dólares y que la iniciativa privada será bienvenida en las áreas que le interese al Gobierno.