¿Cabe mayor realismo, en una novela de amor, de utopía y fracaso, que la mención explícita del menú cotidiano de la casa del héroe?; Cervantes no quiso acordarse del nombre del lugar de la Mancha en que vivía don Quijote, pero se dio tiempo para referirse a su diario menú: “Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos…”. Como Don Quijote “tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte”…, ellas organizaban el menú cotidiano, mientras al caballero se le iba la vida en leer libros de caballerías a punto tal que “del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro…”. Vayamos nosotros a los cinco platos de la humilde dieta semanal del hidalgo, pero aclaremos antes que si ‘olla’ es ‘vasija redonda de diversos materiales, con barriga, cuello y boca anchos y una o dos asas, y sirve para cocer los alimentos’, también es, en España, ‘comida preparada con carne, tocino, legumbres y hortalizas, principalmente garbanzos y patatas, a lo que se añade algún embuchado y todo junto se cuece y sazona’… ¿Y ‘embuchado’? Pues es ‘tripa rellena con carne de cerdo picada, que, según su tamaño y aderezo, recibe varios nombres que la particularizan, longaniza, salchicha, etc.’, es decir, nuestro vulgarísimo ‘embutido’.
La olla ‘de algo más vaca que carnero’ muestra que el hidalgo comía carne poco prestigiada, porque la de vaca valía menos que la de carnero. Hidalgo pobre, comía ‘salpicón las más noches’, algo como nuestro ‘calentadito’, o como lo es el chaulafán: restos de la olla aderezados con sal, pimienta, ajos y otra especia. Las lantejas de entonces, comenta don Fernando Lázaro, eran lentejas ‘viudas’ pues se comían solas y en viernes, día de ayuno… Se cuenta que en el reino de Castilla se observaba los sábados cierta abstinencia de carne, a manera de sacrificio semanal. A esto ha de deberse que se llamara al plato de ese día, más parco, ‘duelos y quebrantos’, por los que causaba en los comilones la falta de comida consistente y mejor… Los estudiosos no concuerdan con su contenido pero, como ‘no rompía la abstinencia de carnes selectas, podía tratarse de huevos con torreznos’. Torrezno es ‘pedazo de tocino frito o para freír’ y, torrar es ‘tostar’. El ‘palomino de añadidura los domingos, significaba cierto lujo: en las fincas solía haber un palomar para consumo, y los domingos se podían comer carnes “selectas”.
La gastronomía define nuestro estilo de vida, y tiene un léxico propio digno de conocerse. La Academia Ecuatoriana de la Lengua y la Subsecretaría de Cultura de nuestro I. Municipio invitan, lector, al taller que tendrá lugar en su sede, el jueves 5 y viernes 6, a las 18:00: hablaremos del antiguo yantar y del actual comer, con ‘probana’ gratis incluida: de la comida en el Quijote, mucho más amplia de lo señalado; en Montalvo, en Mera y en Kristy, que todavía nos enseña a diario, no tanto el gusto de comer, cuanto el placer de cocinar.
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