Fue empleado en un departamento de meteorología, intentó ser vendedor de vinos, buscó trabajo en la banca; en ninguna de estas actividades tuvo fortuna, solo entonces se dedicó al arte, cumplida la mitad de su vida: 41 años. Dibujó, pintó, esculpió, escribió, investigó, con ímpetu extenuante. Obsesivo compulsivo, extravagante, alborotador y risueño. Dejó un legado de más de mil telas y dibujos, esculturas, textos sobre etnología, historia, artes, y un acervo de cédulas con notas sobre culturas primitivas, antropología, arte ejecutado por niños…
Jean Dubuffet (Francia, 1901-1985). Para Marta Traba: “El más grande pintor que tuvo Francia en el segundo período del arte contemporáneo (de 1945 en adelante)”. Trabajó influenciado por El arte de los enfermos mentales de Hans Prinzhorn, quien, al iniciar el siglo XX, compiló más de 5000 dibujos, pinturas y esculturas de pacientes de esquizofrenia, encarcelados y habitantes de calle.
¿Cuáles fueron los postulados aprehendidos de Prinzhorn?: erosión y derrumbe de la “alta cultura”, procurando sustituirla con realizaciones artísticas de dementes y una nutrida galería de proscritos del sistema. Llamó a estas realizaciones plásticas “arte bruto”. En esencia, arte en estado puro, exento de las rigideces de las academias, creado por seres cautivos en manicomios o cárceles o por párvulos que dibujaban y pintaban desde su inocencia.
¿La locura es resistir creativamente a un mundo insoportable?
Dubuffet, iconoclasta y turbulento, vivió convencido de que las artes visuales estaban maniatadas por preceptos academicistas y prejuicios sociales. Combatió este enceldamiento con su creación visual y sus manifiestos.
Elliot W. Eisner, autor de Educar la visión artística, llamó “arte marginal” a la obra de Dubuffet y sus prosélitos. La verdad es que desde 1945 el academicismo fue demolido, y surgieron innumerables corrientes, algunas de las cuales se han desvanecido como burbujas de aire. Continúan con vida dibujo, escultura, pintura, grabado… sus estatutos estallan en mil pedazos, pero vuelven a crearse otros. La ingente cantidad de innovaciones logró su cometido. El “arte marginal” de Eisner aglutina toda expresión creativa extraída de los márgenes, elevándola a categoría artística.
El concepto art brut surgió en 1945 con motivo de un viaje de Dubuffet a Suiza y la conmoción que le provocó su visita al Museo de Etnografía de Ginebra y a psiquiátricos. De esa vivencia proviene su obsesión por las culturas marginales, veladas por imperialismos y conquistas. ¿Un arte diferente?: África, Asia, Oceanía, países colonizados… lo tienen, pero también los psiquiátricos, las prisiones, los niños, los pobres que gritan en silencio…
La segunda conflagración mundial desgarró al mundo y en las artes visuales se fundaron movimientos inusitados como el “arte bruto” o “marginal”. Traba rescata el texto de la invitación a una muestra de Dubuffet a raíz de esta conmoción: “Las gentes son mucho más bellas de lo que se piensa. Viva su verdadero rostro. Galería Drouin 17, Place Vendome. RETRATOS. De parecidos extraordinarios. De parecidos cocinados y aderezados en la memoria, cuyo parecido estalló en la cabeza de Jean Dubuffet. PINTOR”.
Acto de sublevación más que artístico. Rebelión y arrebato. Levantamiento. Nihilismo más que anarquismo. El nihilista no cree en nada, salvo en que todo está mal y hay que destruir todo; el anarquista cree en ciertos valores. Los Retratos dubuffianos de 1947 tienen un precedente: La Venus pública, exposición de 1946. Arte outsider (arte fuera del mundillo comercial).
Empleó toda su energía para subsumirse en los márgenes de la cotidianidad, en los desechos sociales, las bazofias humanas, los médiums; en quienes viven sin salir de sus lejanías o migran para vivir en tugurios. Su pasión por los medios táctiles del abstraccionismo, su texturología y materialidad, pasó hacia otras exploraciones formales: uso de arena, vidrio o alquitrán, y su aplicación de la línea y el color.
En su madurez accedió a otras invenciones: Hourloupe, su extensa saga visual que abarca más de un decenio (1962-1974). Líneas inauditas y conjuntos de colores osados fue el cimiento de ejecuciones más audaces, dibujos, pinturas, esculturas, y también sus esculturas monumentales.
No le agradaba siquiera el nombre art brut, inventado por él mismo; al hacerlo, se sentía maniatado y él pregonó la libertad sin fronteras. El arte bruto. El arte de los reclusos del mundo. El de los ajusticiados en vida.
“Me encanta la locura, estoy enamorado de la locura. Siento la necesidad de que una obra de arte se cargue de sorpresa, que asuma un aspecto nunca visto, que desoriente mucho y transporte en el ámbito absolutamente imprevisto. Para mí, en cuanto el arte pierde ese carácter de distanciamiento, pierde esa eficacia: no sirve para nada”, proclamó Dubuffet.