Un singular drama humano-político se desarrolla en Venezuela y Cuba que interesa a buena parte del mundo. En la isla, el personaje afronta el ataque siempre perverso del cáncer. En la patria de los Libertadores escribe un capítulo histórico cuyo desenlace es hasta ahora incierto. La expectativa es general y no faltan las versiones contrapuestas, las dudas, las acusaciones y, por supuesto, las lágrimas. El coronel Chávez lleva un año y seis meses de lucha contra la enfermedad y cada vez son más pocos los que creen que gobernará los seis años del nuevo período. ¿Qué espera al país del petróleo? Esa es la pregunta.
Chávez dijo el 8 de diciembre último lo que nunca había mencionado. El nombre de su posible sucesor y Nicolás Maduro -ex busero, ex dirigente sindical, seis años canciller- pasó a un primerísimo plano. El Coronel regresó a la isla y lleva más de 20 días de silencio, luego de que la operación -anunciada inicialmente como un éxito- se complicó y dio paso a una infección pulmonar, muy grave a estas alturas de la batalla por la vida. Tanto que hoy se da como un hecho el próximo 10 de enero Chávez no estará en Caracas, jurando por seis años más como jefe y caudillo. Buena parte del drama humano y político se dirige a esa etapa y entró en escena otra figura de la era chavista. Diosdado Cabello, ex gobernador de Miranda, ex vicepresidente y actual presidente de la Asamblea -el nombre que tiene en Venezuela, como en el Ecuador, el ex Congreso-.
Surgieron, claro, notas periodísticas sobre las posibles aspiraciones de Diosdado y de sus amigos. Maduro se apresuró a desmentir cualquier rivalidad y, tras fustigar a la prensa internacional, enfatizó que los dos habían jurado ante el coronel Hugo Chávez mantener la unidad revolucionaria. Estuvieron juntos en La Habana, regresaron los dos a la patria y se fotografiaron con rostros amistosos en un acto público. Pero varios medios insistieron en la versión, anotando que el dúo se presta para la discrepancia. Maduro, dicen, representa al sector civil, es procubano -al nivel del Jefe- de trato más bien diplomático. A Cabello un periódico español le pinta como duro, no amigo del marxismo, sí amigo de los militares.
Pese a la indignación de Nicolás Maduro, las características de Diosdado ayudan para mantener el interés alrededor de su próximo papel, aunque se descuenta que retendrá la Presidencia de la Asamblea. ¿Por cuánto tiempo? El drama no es tan sencillo como para responder a esas preguntas. ¿Y cuál será el papel de Maduro? Él dice que confía en Dios y en el equipo médico para que su amado jefe se recupere y vuelva al trono. Un periodista del Miami Herald anota que si el drama toma por otro rumbo y hay elecciones después de 30 días, Maduro ganará ampliamente a cualquier rival por razones de solidaridad. Los otros actores –Capriles, los militares y más- están a la espera.