En 1999 tocamos fondo por el mal manejo económico; la dolarización fue la boya que paró la inflación, producida principalmente por la expansión de la oferta monetaria. En la perpectiva mundial en cambio, el dólar no sería lo mejor, dada la salida de EE.UU. en 1971 del patrón oro: eliminación de la convertibilidad del dólar por oro y ruptura de Bretton Woods por Nixon; cuanto por el alto nivel de deuda y emisión. El dólar habría perdido más del 90% de capacidad adquisitiva, desde la creación de la Reserva Federal en 1913.
En la perspectiva del Socialismo del Siglo XXI tiene mucho sentido la moneda electrónica, así como estratégicamente disimular el eventual deseo de salir de la dolarización; con la que por cierto nunca estuvieron de acuerdo, por lo invasivo que resulta en su ego político y en su “visión soberana”, que exista un intruso tan bien recibido -una vez comprobados sus beneficios- como es el dólar; el cual les resta capacidad de gasto, maniobra y atractivo político, generándoles una molesta dependencia, hábida cuenta que para mantener a su clientela deben tener un rol paternalista; y conocedores de lo difícil de endeudarse y subir impuestos, la “solución práctica” sería revivir la moneda electrónica con la cual recuperaría el Estado la capacidad de imprimir moneda (electrónicamente). Solo así se entiende la “viabilidad presupuestaria” de sus ofertas, que a la final generaría inflación, disminución capacidad adquisitiva, pérdidas a los ahorristas, aumento pobreza, etc. Tratar de convencer de algo tan obvio a dicha tendencia es inoficioso, ya que responden al Foro de Sao Paulo, cuyo norte no sería necesariamente el desarrollo económico, sino llegar al poder y luego perpetuarse vía constituyente. La utilización de la moneda electrónica implicaría, inicialmente un bimonetarismo y luego el inminente riesgo de salir de la dolarización.
En la perspectiva de la objetividad histórica del dinero, el único que se ha mantenido y revalorizado, fuera de la plata, es el oro, ya que no se corroe, es divisible, es permanente, es real reserva de valor, unidad de cuenta, mantiene controlados a los gobiernos, es escaso, no imprimible y de limitada oferta, propiedades que mantienen su poder adquisitivo, dándole el carácter de verdadero dinero. A contrario sensu, el dólar sería visto en las grandes ligas como una boya con poco aire; pero para nuestro micro cosmo, esa boya es la esperanza de llegar a tierra firme, por estar fuera del alcance de impresión local y por la confianza que aún genera.
En la perpectiva de R. Dalio las economías sanas saben que, la deuda no debe crecer más que los ingresos, ya que la carga los aplastará; los ingresos no deben crecer más que la productividad, ya que los volverá poco competitivos; y, el incremento de la productividad en lugar de deuda e impresión. En la perspectiva actual, la dolarización, austeridad y productividad son una poderosa boya a la recuperación, a la que se buscaría pinchar…?