Dolarización convaleciente
Cuando nos dolarizamos hace 20 años, la famosa Ley Trole creó unos balances dentro del balance del Banco Central. Esos “sistemas” estaban diseñados para garantizar que siempre hubiera suficientes recursos para cubrir, en caso de una emergencia, el encaje bancario. En el gobierno de Correa se destrozó este sistema y debilitó el respaldo de la dolarización. Afortunadamente, en los últimos meses, esos balances han mejorado bastante.
Una de las columnas que sostiene a la dolarización es el encaje bancario, que son los depósitos que bancos y cooperativas tienen en el Banco Central (BCE). Por eso, en la legislación aprobada en el año 2000, se obligó al BCE a siempre tener suficientes recursos para cubrir esos depósitos, en lo que se conocía como el “segundo sistema” del balance del BCE.
Pero claro, eso obligaba a tener una buena cantidad de recursos “ociosos”, parqueados en el BCE y que sólo se usarían en una emergencia. Para un gobierno como el de Correa, tan gastador y siempre tan desesperado por recursos, eso era una afrenta y cuando el BCE le negó más de una vez la entrega de dinero (porque de lo contrario hubieran violado la ley), no se les ocurrió nada mejor que modificar la ley y en septiembre de 2014 derogaron los “sistemas” del balance y pudieron empezar a sacar recursos del BCE.
Y le sacaron tanto que para mayo de 2017, justo antes del cambio de mando, el BCE le había prestado USD 5 900 millones ese gobierno insaciable. Y cada dólar que salía del BCE debilitaba el respaldo de la dolarización.
Por eso, para diciembre de ese año, en lo que hubiera sido el “segundo sistema”, había un déficit de USD 2 880 millones, un valor alarmante porque ese era el monto en que no se hubiera podido cubrir el encaje, en caso de un pánico o una emergencia.
Pero, afortunadamente, hubo un giro en la política económica y, aunque muy lentamente, se está caminando en la dirección correcta. Desde fines de 2017, las reservas a disposición del Central han mostrado una significativa mejora, habiendo llegado el “segundo balance” a tener saldos positivos entre septiembre y noviembre del año pasado y existiendo un compromiso del Gobierno de seguir fortaleciendo esas reservas.
Cuando se ve los datos, da la sensación de que nos salvamos “por un pelito” de un problema mucho más grande gracias a la suerte de no haber tenido ninguna emergencia en los momentos de peor cobertura.
La dolarización, aunque no nos demos cuenta, está convaleciendo y mejorando su salud. Pero aún falta mucho por hacer, especialmente en el área legal, porque necesitamos devolverle al BCE la capacidad de negarse a entregar recursos al gobierno si eso debilita su balance. Ese es el reto monetario de 2020.