Un dogma tiene fuerza de verdad absoluta, definitiva, inmutable, infalible, incuestionable y absolutamente segura.
En la Iglesia Católica ahí están sobre Jesús los de la Encarnación, la Filiación Divina, la Muerte, la Resurrección, su Ascensión y su segunda Venida.La Inmaculada Concepción de María es esencial para el vínculo de la divinidad con los seres humanos. Por eso Jesús es Hijo de Dios y hombre.
Una tendencia de siempre es llegar a la verdad inmutable, pero esta cuando se trata de comportamientos humanos de colectivos sociales es muy difícil de así consagrarla.
Bien hace el Presidente en pedirle a la Fiscalía que procese todo indicio, toda sospecha, para intentar llegar a la verdad del 30-S. Personalmente, creo que no hubo libreto previo de conspiración de sectores críticos contra el gobernante; y, tampoco de autovictimización del Presidente. Muchos hechos se fueron precipitando.
Lo del desagrado de personal militar y policial sobre el texto de la Ley Orgánica del Servicio Público en los días anteriores no era secreto, se desbordaba por varías vías. Los hechos que se generaron por familiares de los policías en el exterior del Palacio Legislativo la noche del 29, que se hicieron públicos por los medios en la mañana del 30, evidenciaban que “algo” se venía. ¿El Gobierno minimizó aquello?.Pero también entre la noche del 29 y la mañana del 30, se rumoraba de una supuesta amenaza del Presidente de resolver la muerte cruzada, por estar muy molesto en el tratamiento de la Ley citada se salió de control.
Hay quienes tachan de imprudencia del presidente Correa su presencia en el recinto policial, yo no estoy de acuerdo, él debía demostrar autoridad. ¿Le faltó tino en algunas de sus expresiones?, puede ser. Pero, él realmente fue agredido desde su ingreso al recinto antes de dirigirse a la tropa. Lo posterior, hasta su ingreso al Hospital de la Policía, fue de extremo riesgo.
En la tarde y en la noche ya hubo matices políticos y tomas de posición.
Que personal no insurrecto le dé seguridad al presidente Correa era correcto, pero la operación de desalojo fue descoordinada entre el personal armado del Ejército y el de la Policía Nacional bajo mando sometido al presidente Correa. De la sola lectura de los informes de las autoridades militares y policiales se evidencia esa descoordinación.
¿Los muertos fueron por disparos del personal insurrecto o por la descoordinación antes mencionada? De eso, no son públicas las evidencias, de existir estas, porque algunas desparecieron por la diligente limpieza del sector que se produjo horas después.
Lo grave sería que para investigar la verdad se asuma que solo es tal si refuerza el dogma del 30-S, que sería la verdad de los gobernantes.