La doble omisión

Con intenso debate nacional que se ha desatado a propósito de la 'calificación' de las universidades, se ha presentado un paradójico fenómeno colectivo de noticias. Es el caso que han ocurrido al menos dos tipos de omisiones, ambos son injustos y ninguno apropiado dentro de la presente circunstancia del país.

Una clase de tales omisiones se da cuando se cree que una cierta realidad colectiva es archiconocida y que entonces no necesita que se la recuerde o destaque, mientras que la otra clase de omisión corresponde simplemente a desconocimiento .

Así se advierte con el dato de que hay una universidad ubicada en la categoría 'A'. Propiamente no solo una, al decir de los encargados oficiales de las categorizaciones, pero verdaderamente solo una puesto que las otras entidades mencionadas, en el mismo nivel, pertenecen a otras clases sea por el origen de los profesores, el tipo de financiamiento u otros factores.

De suerte pues, que solamente la Universidad San Francisco de Quito se pertenece a la categoría 'de privilegio', si imitamos los calificativos que suele usarse en el fútbol. De hecho, un plantel como la Universidad de las Américas u otro como la Universidad Internacional del Ecuador podría aspirar a la misma condición, pero aquí el resultado queda librado al criterio subjetivo de los encargados de efectuar la apreciación desde el ámbito gubernamental.

Dicho de otra manera y desde un punto de partida distinto, cabe sostener que fue desde hace unos 25 años cuando comenzaron a abrirse las primeras ventanas y a soplar las primeras bocanadas de aire fresco y de renovación, sobre la estancada atmósfera de la universidad ecuatoriana. Notablemente desde cuando el doctor Santiago Gangotena con intrepidez y decisión, se lanzó a la aventura de crear una nueva universidad que fuera distinta de todas las precedentes, pese a los riesgos y peligros que suponía una alteración tan radical de lo hecho hasta entonces. Hay que reconocer sin ambages el mérito y si se quiere la audacia del propósito, junto naturalmente con la decisiva colaboración de otro físico nuclear, el doctor Carlos Montúfar y un selecto grupo de componentes de un estado mayor imaginativo y desprovisto de temores hacia el cambio.

Inclusive yo de manera personal puedo testimoniar varios proyectos y episodios que se aluden, puesto que gracias a las fervorosas gestiones de la importante prehistoriadora doctora María del Carmen Molestina, acepté enrolarme en el proyecto, desde una fecha temprana como el segundo semestre del año 1991.

Entiendo que a Santiago Gangotena y a su equipo se les ha preguntado muchas veces por el secreto de su éxito. Hombre de muchos saberes, inquietudes y actividades, -inclusive la gastronomía-, el Canciller de la USFQ ha recalcado sobre uno y otro elementos de la receta, pero yo supondría que el fondo del asunto se vincula invariablemente con el decisivo énfasis acerca de las 'artes liberales' como la finalidad de todo el esfuerzo relativo al hiperprofesionalismo, sino a las inconmensurables posibilidades de la forja de la personalidad de los miles de chicas y chicos que se han confiado a este esquemático y singular propósito.

Suplementos digitales