‘… Yo era seguido por la Policía tres meses antes… Mi móvil tenía interferencias, a veces me llamaban y colgaban, los carros daban vueltas a la manzana, los agentes vestidos tanto de civil como de policías…”.
3 de marzo 2012: “…entraron entre 30 y 40 policías, muchos de ellos portaban armas de grueso calibre y nos apuntaron a la cabeza y nos botaron al suelo con violencia…¿quién es el jefe, qué van a hacer, dónde están los explosivos?… luego nos levantaron y nos pusieron de rodillas y nos amarraron… entonces yo lo que pensaba en esos momentos es que nos iban a matar, que iba a pasar lo que es el ‘caso Restrepo’…”.
Si usted cree que este relato es parte del informe de la ‘Comisión de la Verdad’ que investigó las detenciones sin orden judicial, torturas, muertes y desapariciones durante el gobierno de León Febres Cordero, símbolo de la violación de los derechos humanos en Ecuador, está equivocado. Son relatos de Pablo Castro y Santiago Gallegos en el libro ‘Ocaso de la justicia. El caso Sol Rojo’. Ellos son parte de los 10 jóvenes (7 varones y 3 mujeres, una de ellas embarazada), líderes estudiantiles y sociales detenidos por la ‘revolución ciudadana’ en un departamento del barrio Luluncoto, Quito, mientras organizaban la recepción a la Marcha Plurinacional por el Agua y la Vida que venía desde Zamora Chinchipe.
Sin más indicios que la literatura de la izquierda evocada por los actuales gobernantes (‘doble faz’), los enmascarados llevaron a los jóvenes al centro de detención. Al siguiente día ya estaban juzgados por el ministro del Interior: ellos son “10 líderes del GCP. Grupo de Combatientes Populares que estarían organizando actos violentos como colocación de bombas panfletarias…”. ¿Dónde están las bombas?
Este atropello a los derechos humanos fue denunciado únicamente por la prensa privada. “…los medios de comunicación, ciertas revistas y periódicos nos han dado la posibilidad de sacar a la luz nuestra verdad, o sea no publican solo lo que el Gobierno opina… solo los medios de comunicación no alineados al Gobierno han mantenido la imparcialidad, el resto hablan de ellos llamándolos terroristas sin haber sido juzgados”. ‘Doble faz’ porque en este Gobierno hay ex terroristas que sí fueron procesados por la justicia y defendidos por las organizaciones de derechos humanos que el Gobierno mutiló con la cooptación para denigrar al ser humano a su antojo. La madre del detenido Royce Gómez Romero dijo que “… acudió al canal 2 para pedir apoyo y que desde el programa le sugirieron que pidiera perdón al presidente en nombre de su hijo, ella se negó…” Dignidad versus esbirrismo y arrogancia.