Algunos de los aspectos sustantivos de uno de los diplomáticos de mayor equilibrio y formación que ha tenido el país constan en un libro.
‘José Ayala Lasso. La diplomacia y el poder’, de reciente lanzamiento, a cargo de la Universidad Internacional del Ecuador, del escritor y sociólogo Pablo Cuvi es un documento de valioso y necesario registro.
El libro, de cuidada edición y amable lectura es, en su mayor parte, una entrevista de fondo -o de largo aliento, como otros la prefieren llamar- que se deja llevar por una pluma de oficio, claridad y calidad.
El punto medular del libro es aquel relativo a la paz con el Perú.
Canciller de experiencia en tres etapas distintas y gobiernos de diferentes conceptos, Ayala Lasso logra estar en el momento clave del cierre de los acuerdos de paz.
Esa sola condición es esencial para esbozar lo que, para quienes abrazaron la carrera diplomática, fue razón de ser y motivo de profundos estudios y esfuerzos.
Algunos de los más destacados y formados diplomáticos hablan para el libro y ayudan a perfilar el rol del protagonista.
El punto de llegada de los acuerdos de paz, luego de una historia jalonada de fracasos diplomáticos y luego de tres intentos de ocupación territorial cambió el rumbo.
La tantas veces explicada victoria del Cenepa abrió una puerta una negociación distinta. Lo hizo, tanto como la aceptación en el Gobierno de Sixto Durán Ballén, de una realidad que no queríamos mirar.
Llegó la paz y se empezó a construir una relación bilateral con Perú sana y de futuro.
Los esfuerzos de la guerra o la tensión militar, territorial y diplomática agotaron a ambos países y era tiempo de cambiar.
En una entrevista efectuada por el autor al personaje hace 20 años, la visionaria concepción de José Ayala Lasso señala lo que a su modo de ver debía ser la nueva y gran tarea de nuestra diplomacia.
Ser trataba de la relación de nuestro país con la Unión Europea y la vocación de intercambio del Ecuador con los países de la cuenca del Océano Pacífico. Tal cual.
Además de este tema central, en el libro se explora en la infancia y la vocación de Ayala Lasso por la lectura y la filosofía.
En la obra se muestra un diálogo de altura por la profundidad y diversidad de los temas que los interlocutores abordan con soltura y conocimiento de causa.
No importa si se habla del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y los hilos complejos del manejo de un ente tan diverso donde se juega tanto sobre la guerra y la paz entre las naciones.
La dura experiencia en la delicada misión como Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados y el talante profundamente humano del personaje.
Es un retrato de cuerpo entero de José Ayala Lasso, su temple, su temperamento y su atildada manera de enfrentar los momentos más duros y exigentes. Una pluma que hace las veces de pincel para dejar en el lienzo la personalidad de alguien que merece hace rato un gran homenaje nacional.