No falta espacio para acallarlas, por ejemplo al difundir un video denigrante de una pareja el mismo 8 de marzo y compartirlo como cromo; al repartir en chats de ‘amigos’ fotos (memes) que las cosifican por su apariencia y ‘roles históricos’; al desechar sus ideas con etiquetas tales como ‘feminazi’ para dar por cerrados debates dignos de mejor suerte; al violentarlas día a día como causa natural.
Hay que recordarlo. El 8 de marzo fue institucionalizado hace 43 años por la ONU (1975) para conmemorar la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos con los hombres. ¿Igualdad?
La Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reveló en diciembre del 2017 que solo un 32% de mujeres (1 107 161 personas) que forman parte de la Población Económicamente Activa (3 419 591 mujeres) tiene empleo adecuado o pleno en Ecuador, frente a un 50% de hombres (2 310 322) que integran la PEA (4 666 457 hombres).
Apenas 37,1% de puestos directivos es ocupado por mujeres en Ecuador, según el INEC. 521 828 mujeres tienen empleo no remunerado, frente a 275 784 hombres.
Y ese es solo un indicador de ‘igualdad’. Otro es la violencia. Cada día la Fiscalía recibe tres denuncias de violación a niñas menores de 14 años. En el sector rural, 58,7% de mujeres han sufrido algún tipo de violencia; en la urbe, 61,4%.
El femicidio, las muertes de mujeres en una relación de poder, segó 151 vidas en 2017, más del doble que en 2016 (71 crímenes). Es decir, el maltrato a la mujer parece parte del paisaje. Inadmisible.
Para la ignorancia caben otros apuntes. En redes se habla del “feminismo” como si fuese símil de discriminación (o nazismo). Nada más descabellado e impresentable.
Feminismo es el principio de igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Para las voces de aversión a los hombres el adjetivo es misandria. En tanto, para los que acallan, cosifican y en general maltratan mujeres la marca es machismo puro y duro. Para saberlo, es 8 de marzo.