Dilma Rousseff visitó la Casa Blanca. Se reunió 75 minutos con Barack Obama. Primera cumbre EE.UU.-Brasil desde el surgimiento de Brasil como una de las cuatro economías que escalaron posiciones durante la prolongada enfermedad de la economía mundial.
Los cuatro son China, que pasó a Japón y es la segunda mundial; India, la décima en dólares pero tercera por poder de compra; Rusia y Brasil cuyas economías son ahora tan grandes como las de Francia y Gran Bretaña.
La nota destacada de la Presidenta brasileña durante su reunión fue su protesta por los efectos que la política monetaria de los países desarrollados frente a la crisis tiene sobre los países en desarrollo.
Censuró las bajas tasas de interés y alto crédito de los bancos centrales de EE.UU. y la UE, que tienen como objetivo reflotar sus economías, y que llevan al aumento de liquidez mundial.
Los capitales especulativos inundan los mercados, causan burbujas inmobiliarias y en las bolsas de valores; dólar y euro se deprecian frente a las monedas de otras economías abiertas, lo cual resta competitividad a sus exportaciones y afecta sus perspectivas de crecimiento.
Brasil acusa el impacto y su economía se desacelera.
Esto recuerda la situación de 30 años atrás, cuando la situación era exactamente la contraria. El Federal Reserve se propuso cortar de cuajo a la inflación estadounidense; trepó a dos dígitos las tasas de interés, lo que multiplicó la carga fiscal de los países que se habían endeudado con la banca privada. Se contrajo la economía de los E.UU., con lo que colapsó el precio del petróleo y de otros productos básicos.
Todos los países latinoamericanos salvo Colombia entraron en moratoria. Fue la gran crisis de la deuda.
En esta ocasión, mientras que el real y los pesos argentino, colombiano, chileno y mexicano se revalorizan, el Ecuador no tiene problema, por doble motivo: por carecer de moneda propia, esto es, el Fed se encarga de depreciar nuestra moneda, y porque el Ecuador no está entre los países atractivos para los capitales financieros. Y si lo estuviera, el 5% del impuesto a la salida de divisas los disuadiría.
Pero esta volatilidad de las monedas trae una advertencia para el Ecuador: los EE.UU. está saliendo de la crisis, y en algún momento, quizá dos años, el Fed deberá dar contramáquina, elevando las tasas de interés para impedir el despunte de la inflación. El dólar se apreciará, y será nuestro turno de quejarnos como ahora hace Rousseff.
Dilma tocó otros temas: criticó la política en Oriente Medio. Pero la ex guerrillera no esgrimió razones ideológicas; consideró que el embargo a Irán eleva el precio del petróleo, y agrava el riesgo de guerra.
Otra señal de lo mucho que ha madurado Brasil con Cardoso, Lula y ahora Dilma.