Pocos días después del inicio de su tercer mandato consecutivo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, inauguró, el 2 del presente mes, la primera carretera asfaltada en el altiplano, de 203 kilómetros y un costo de USD 312,5 millones. Esto es con un promedio de USD 1 539 408 por kilómetro.
Se trata de la carretera entre La Paz y Oruro, de cuatro carriles, que atraviesa 16 poblaciones, ubicadas a una altura entre 3 500 y 4 100 metros.
El Tribunal de Cuentas Europeo ha efectuado un estudio comparativo de costos de obras viales de características similares en América Latina y Europa, para lo cual ha tomado como referencia la construcción de carreteras en Bolivia, México, Perú y Argentina versus España, Polonia, Grecia y Alemania y ha llegado a la conclusión de que, pese a que la mano de obra es más barata, en Latinoamérica cuestan siete veces más que en el Viejo Continente.
Un catedrático colombiano atribuye, como principal causa de la diferencia abismal de precios, al proceso de adjudicación de los contratos, ya que en muchos casos “existen costos ocultos por la corrupción y por problemas de ineficiencia”, y un consultor internacional sostiene que en ciertos países de América Latina “hay una antigua tradición de colusión entre empresarios y funcionarios públicos, por lo que las bases de las licitaciones se direccionan para favorecer a algunos de ellos”.
También se anota que en los países europeos, por lo general, el modelo de gestión contempla primero la realización de la obra y luego el pago correspondiente, que muchas veces es por el sistema de peaje y que, de esta manera, se obtiene una doble ventaja, pues los contratistas saben que la única forma de cobrar es cumpliendo su trabajo en el plazo estipulado y con la eficiencia necesaria y, en segundo lugar, se incentiva que la infraestructura sea de óptima calidad, ya que, en caso contrario, la empresa contratista deberá destinar ingentes cantidades de dinero para el mantenimiento de la obra.
En nuestro país, el actual Gobierno ha dado especial atención al mejoramiento de la red vial, lo cual ha sido reconocido por propios y extraños.
La oposición ha criticado aquellos casos en los que se ha contratado sin licitación sino bajo la figura de obras de emergencia, así como la inacción de la Asamblea y más organismos de control respecto a la fiscalización de dichos trabajos.
Así mismo la autopista Collas-Tababela, de 11,7 kilómetros, con características de primera, y que costó USD 198 millones, ha sido motivo de cuestionamientos, pero voceros del Gobierno han explicado que el descomunal encarecimiento se debe a la construcción de un puente de 130 metros luz, a cambios en el proyecto inicial por la compleja topografía de la zona y por el revestimiento de los taludes para evitar deslizamientos y polvaredas. Sin embargo, la polémica sigue levantando polvo…