Arianna Tanca Macchiavello

Diálogo de sordos

La biografía de Ecuador se escribe entre un diálogo de sordos. En nuestra genética política es difícil ponerse de acuerdo, por eso, desde los paros hasta las destituciones son una constante en esta historia.

La cultura política acompañada de condiciones sociales e institucionales provocan que el estallido social sea la válvula como alternativa a la gestión pública.

Veamos pues, querido lector, algunas lecciones del paro.Primera lección: el juego político no es una suma cero, necesitamos acuerdos.

El paro nos mostró que sí podemos hacerlo.

En adelante, debemos aprender a “jugar” en equipo a través de consensos mínimos, porque, irónicamente es la única vía dada las condiciones del régimen político.

Segunda, la democracia se sostiene en su gente.

El tejido social es fundamental para la convivencia pacífica y por tanto para la estabilidad política. Mejorar las condiciones de vida es clave para asentar la democracia en una sociedad. Si los ciudadanos se sienten abandonados y desconfían de ella, difícilmente la apoyarán.

Tercera. Dejemos el deporte nacional de botar presidente y empecemos a ponernos de acuerdo.

La crisis política no se resuelve exclamando “que se vayan todos” porque sin resolver lo de fondo “los que vienen después” seguirán el mismo rumbo.

Ya lo hemos vivido, ya lo experimentamos.

Este conflicto puede ser una coyuntura crítica para encauzar el país hacia el Ecuador que anhelamos: uno próspero, justo y digno.
Por eso: dejen el diálogo de sordos y escuchen. Sí, todos. Desde el oficialismo hasta la oposición. Todos ocupan espacios de poder e influencia que deben servir para resolver las demandas desde sus competencias.
El paro acabó pero ahora inicia la prueba de fuego.

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