Buenos vientos animan a las universidades. Se refrescan. Se abre un escenario de discusión. A raíz la propuesta gubernamental de cambios a la Ley Orgánica de Educación Superior, la comunidad universitaria se entusiasma. Profesores, estudiantes y rectores concurren al espacio público a debatir, no solo para reformar la ley sino, quizá, para ir hacia un nuevo modelo de universidad. Esa es la aspiración de muchos.
Para conducir una adecuada discusión es ineludible mirar críticamente los cambios universitarios cercanos, los de 2010 en adelante.
Pero esto no será suficiente. Cabe nutrirse de las experiencias contemporáneas de transformaciones de las universidades de América Latina y del mundo, recuperar la memoria histórica de nuestra universidad desde la colonia y, de manera especial, observar con atención las vicisitudes, filosofía, propuestas y políticas de las reformas ejecutadas desde los años cincuenta del siglo pasado.
Conviene dialogar con diversos paradigmas como el de los derechos humanos y el de género, con la cosmovisión, sabiduría y epistemología de los pueblos originarios andinos, con la pedagogía crítica latinoamericana y la educación popular, con el paradigma ignaciano de educación de la Compañía de Jesús, con las reflexiones actuales de educación de la Unesco y con el pensamiento post humanista, el ecologismo y otros movimientos. Será importante consultar las filosofías contemporáneas y, a propósito de la pandemia, dimensionar la extrema influencia e inevitable expansión de la educación telemática, así como la revolución de las tecnologías de información y comunicación, y el cada vez mayor impacto, en todos los aspectos de la vida, de las redes sociales, la inteligencia artificial, y la biotecnología, en el marco de la desestructuración de la democracia y del calentamiento global.
La complejidad y riqueza de ineludibles diálogos en ciernes son cruciales para sustentar una reforma universitaria que se asiente en el pensamiento crítico y autocrítico, en la historia y en las necesidades nacionales y locales del país, en su gente; pero a su vez, en una perspectiva contemporánea y estratégica. Alejarse de esta discusión vaciaría cualquier modificación sustantiva y acercaría, como varias veces en nuestra historia, a la adaptación mecánica o copia de cualquier modelo foráneo.
Hay que hacer un esfuerzo por conocer y re significar conceptos básicos: autonomía, democracia (cogobierno), relación con la sociedad, generación de conocimiento.
Pensamiento universitario que estuvo presente de manera protagónica en varios procesos reformistas de América Latina, como en la primera reforma de Córdoba en Argentinaen el año 1918, o la segunda reforma universitaria del Ecuador, en sus dos vertientes más destacadas, la liderada por Manuel Agustín Aguirre o la impulsada por Hernán Malo González. Así es, Malo y Aguirre deben ser invitados a esta gran conversación.