Walter Spurrier Baquerizo

Despetrolizar la economía

Hay el clamor que el país debe encaminarse a una economía post-petrolera. Se trata de un objetivo sano, pero algunos de los proponentes cometen un craso error: concluyen que se debe abandonar la inversión en petróleo. Lo que se requiere es todo lo contrario: maximizar la renta petrolera para generar excedentes, mientras se crean las condiciones para que surjan las industrias y servicios que sustituirán al petróleo. Un abandono abrupto del petróleo nos sumiría en la miseria.

Personalicemos. Supongamos que usted amable lector tiene un buen puesto en una empresa automotriz pero quisiera migrar al sector farmacéutico. ¿Acaso renuncia usted a su empleo para buscar el nuevo? No. Ud. deja al empleo actual solo cuando tiene asegurado el que le agrada más. Igual, no podemos renunciar al petróleo y luego, con un enorme hueco fiscal, plantearnos qué vender al mundo.

Veamos el ejemplo de los Emiratos Árabes Unidos. En la OPEP los Emiratos entraron en pugna con Arabia Saudita sobre cuotas de producción. Los Emiratos tienen enormes reservas petroleras y saben que alrededor de 2030 la demanda de petróleo llegará a su máximo histórico y el precio comenzará a descender. Por lo que quieren sacar hoy todo el crudo que pueden, para invertir en las actividades de las que va a vivir después. En petroquímica porque esa utilización del petróleo va a continuar. ¿Han visto los espectaculares hoteles construidos en Dubái? Los Emiratos apuestan al turismo de lujo. ¿La concesión portuaria a DPWorld en Posorja? Los Emiratos han invertido fuertemente en conformar una de las empresas líderes mundiales en el manejo portuario, que incluye zonas de desarrollo industrial.

El augurado fin de la era petrolera también es el desafío de Rusia, con vastos campos petroleros y zonas altamente prospectivas. Una de las tragedias del chavismo/madurismo es que Venezuela, con las mayores reservas petroleras del mundo, perdió su capacidad para administrar ese patrimonio.

A mucha distancia de Venezuela sigue Ecuador, como el país de segundo mayor potencial petrolero en Hispanoamérica. Hay enormes presiones para que el Ecuador renuncie a esa riqueza por estar en la Amazonía.

El Presidente tuvo la lucidez de disponer por decreto que sus autoridades energéticas pongan en marcha acciones que introducen transparencia, barriendo una telaraña de corrupción, y la apertura a la inversión privada, porque no hay fondos para la inversión pública. Esta iniciativa ha generado resistencia de quienes lucran de la opacidad con que se maneja la petrolera estatal.

La meta de duplicar la producción tiene como fin que Ecuador saque lo que puede del petróleo bajo tierra antes que pierda valor, mientras que crea las condiciones para que se desarrollen las actividades que tomen la posta. Ese es el camino sensato a seguir.

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