@VicenteAlbornoz
En teoría, cuando en un país hay un importante aumento de la fuerza de trabajo, su potencial productivo aumenta. Por lo tanto, y nuevamente en teoría, con la entrada de tantos venezolanos al Ecuador, el país debería ser capaz de producir más y de generar más riqueza. El problema es que por acá somos hábiles para que la práctica no se acerque a la teoría.
Porque, como bien dice la teoría, para producir se necesita seres humanos y mientras más seres humanos se tenga, más se podrá producir. Claro que para aprovechar un número mayor de potenciales trabajadores, se necesita invertir, o sea, tener máquinas, equipos, instalaciones donde esas personas puedan trabajar y ser productivos.
Adicionalmente, es necesario que las empresas que invierten, también estén dispuestas a contratar a las personas que podrían trabajar para ellas.
Por lo tanto, lo ideal sería que ante tanto venezolano que ha entrado al país, las empresas en el Ecuador inviertan más y creen muchos puestos de trabajo, puestos de trabajo que cumplan con todas las normas laborales y que aporten a la Seguridad Social y así que el país genere más riqueza, se capitalice el IESS, las empresas ganen más dinero y todos seamos felices. Pero hasta aquí nomás la teoría, vamos a la dura y dolorosa realidad.
Porque lo obvio es que si ese es el requisito para aprovechar la oleada de mano de obra venezolana, se podría hacer lo mismo y aprovechar ese 60% de la Población Económicamente Activa que está en el desempleo o en empleos no adecuados (=mal pagados).
La dura realidad es que ni siquiera podemos aprovechar la fuerza de trabajo que tenemos en el país y que, por lo tanto, es imposible que aprovechemos la que viene de Venezuela. Las empresas ecuatorianas han venido invirtiendo muy poco en los últimos años y, cuando lo han hecho, han buscado usar esa inversión para ahorrarse empleados (algo totalmente comprensible por las normas tan absurdas de la legislación laboral ecuatoriana).
Diez años de un gobierno que se dedicó a hacerles la vida imposible a las empresas y a enturbiar la relación entre empleados y empleadores, dañaron la capacidad de la economía de crear empleos. No hay suficientes empleos para los locales, peor aún para los foráneos.
Este es el momento para hacer una reforma laboral que permita crear empleo formal, legal y adecuado. Porque son demasiados los recursos humanos que estamos desperdiciando, demasiadas las personas que están produciendo menos de lo que podrían (y viviendo por debajo de su potencial).
De manera que los venezolanos van a llegar al Ecuador, estarán un tiempo por acá y luego se irán a producir y a generar riqueza en Perú, Chile o algún otro país que sí sepa aprovechar las oportunidades.