El Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes (Consep), de manera ligera e irresponsable, emitió el 21 de mayo, mediante simple resolución, una tabla que establece cantidades máximas para el porte de droga destinada al consumo.
Cualquier persona que porte menos de 10 gramos de marihuana, 2 de pasta base, 1 de clorhidrato de cocaína y 0,1 de heroína no podrá ser detenida por la Policía, ni procesada por la justicia. Pese a que los funcionarios del Consep han dicho que es una medida para evitar que los jueces criminalicen el consumo de estupefacientes, esto se ha convertido en política pública de fomento del microtráfico y el consumo. ¿Por qué? Porque no hay parámetros para determinar si una persona es consumidor o vendedor.
El permitir el porte de cantidades máximas, facilita a los expendedores de droga -quienes incluso entregan a domicilio como los restaurantes de comida rápida- la venta sin ningún tipo de restricción. En el caso de los establecimientos educativos del país, la disposición del Consep ha sido limitada por un Acuerdo emitido por el ministro de Educación, Richard Espinosa. Sin embargo, esto no tiene efecto fuera de los colegios. Incluso esta medida se ve coartada por el Código de la Niñez y Adolescencia ya que el registro de mochilas, por ejemplo, puede ser tomado como violatorio de la privacidad de los jóvenes.
¿Qué pasa cuando un estudiante a más de ser adicto, porta y expende también drogas en su colegio? Como ya comienzan a darse cuenta del error, es decir, del efecto que esto va a tener en el aumento en el consumo de drogas en el país -una medida que todo narcotraficante debe haber soñado alguna vez en su vida- no han escatimado esfuerzos para emprender una fuerte campaña televisiva para tergiversar las cosas, manipular como siempre a la opinión pública y hacernos creer de que lo que se busca es no encerrar injustamente a los consumidores, ya que esto es un problema de salud.
Si fuese un asunto netamente de salud, como dicen ciertos funcionarios de Gobierno, esto sería más fácil de resolver. Sin embargo, esto no es así. Emprender campañas de prevención de uso de drogas a estudiantes no sirve.
En América Latina está aumentando de manera impresionante el consumo. El último informe de la OEA menciona que la prevalencia del uso de marihuana en la población escolar de 9 países supera el 30%.
Despenalizar dosis máximas tiene implícita no solo la legalización del consumo sino de la producción, distribución y venta. ¿No es esto una manera hipócrita de despenalizar el narcotráfico? Decir de manera tan ligera que la “guerra contra el narcotráfico está perdida” y hacer exactamente todo lo contrario va producir efectos nefastos en el país. La resolución del Consep y la posible incorporación de esta propuesta en el Código Integral Penal deben ser revisadas.