La no firma en el plazo previsto del contrato con Kinross para la explotación minera aurífera nos llevó a concluir que para la gran minería “El despegue, en espera” (junio 26).
La Ley de Minas, con su muy duro reparto de la renta minera, desalienta la inversión en nuevos proyectos.
El esperado despegue minero se iba a reducir a las operaciones de Ecuacorriente, de capitales chinos, por dos grandes yacimientos cupríferos.
Como a toda empresa, a las estatales chinas les interesan las utilidades. Pero por estatales su principal objetivo es asegurarse el acceso a una materia prima industrial estratégica.
El despegue requiere que el Gobierno y Kinross lleguen a un entendimiento. El ‘impasse’ se superó cuando el Presidente anunció en julio 12 que enviaría a la Asamblea una propuesta de reformas a Ley de Minas: el impuesto a las ganancias extraordinarias por alza de precio del metal se pospondría hasta que la contratista haya recuperado la inversión.
Eso viabiliza el contrato con Kinross, cuya vigencia sería contingente en que la reforma anunciada entre en efecto.
Ecuacorriente se beneficiaría de la reforma sin necesidad de proceder a renegociar el contrato. La señal que Ecuacorriente inicia las operaciones será el comienzo de trabajos para una terminal para exportar metales en Puerto Bolívar.
En julio, Ecuador y Chile llegaron a un entendimiento que permite a Codelco asociarse con la flamante Enami para la exploración y explotación del yacimiento cuprífero Junín en Íntag, Imbabura, redenominado Llurimagua.
Suman cuatro los proyectos mineros de gran importancia que estarían en marcha de manera simultánea, aunque con distintos plazos para entrar en producción.
Con estos contratos detrás se despejaría la vía para negociar con las otras dos empresas con proyectos menores listos a entrar en desarrollo y explotación, IMC y IamGold Ecuador, ahora subsidiaria de INV Metals.
Otras empresas con derechos sobre prospectos mineros reactivarían la exploración. Por primera vez en la historia republicana, tendría gran minería metálica.
Una vez despejadas las incertidumbres mineras, vendría la licitación petrolera para el Suroriente. El pragmatismo que el Presidente viene de exhibir en cuanto a minas aumenta la posibilidad que la licitación petrolera tenga éxito.
Entre las ofertantes estarían las empresas que ya están en Ecuador. No solo las chinas. La reciente venta de Repsol de parte de su participación en el bloque 16, explica la empresa, no se debe a desinterés en el país, sino a que vendió el paquete accionario que debió adquirir cuando una de sus socias, Murphy Oil, no aceptó el nuevo contrato. Repsol mantiene la participación que siempre tuvo.
Sería interesante que Repsol puje por un bloque en el Suroriente.