El Comex reguló las importaciones de insumos para la industria automotriz. Nuestra industria automotriz importa lo tecnológicamente más avanzado como conjuntos despiezados, o sea CKD. La industria deberá incorporar piezas y partes nacionales o de lo contrario la protección disminuirá gradualmente.
Son 40 años desde que se concibió la industria automotriz nacional. Desde un principio, se sabía que la industria no iba a retener por siempre la protección inicial. Hoy se le pide a la industria mejorar su productividad para subsistir y progresar.
Todo se inicia con el Acuerdo de Cartagena. La integración de cinco países permitía soñar que juntos podíamos montar una industria automotriz fuerte, como lo hizo México. Al Ecuador tocaba en primera etapa ensamblar, y en segunda, montar una fábrica de producción, incluyendo motores.
Esta segunda etapa no se cumplió. El alto costo inicial de ensamblaje sumado a la resistencia de los países a respetar las preferencias de sus socios tornaban altamente riesgosa la inversión. La firma seleccionada para producir los automóviles en el país, Volkswagen, requería que el Gobierno le garantice una rentabilidad mínima. El presidente Osvaldo Hurtado tuvo la sensatez de no otorgar dicha garantía.
En estos casi 40 años, la industria de ensamblaje automotor ha hecho importantes avances, en calidad y productividad. Al principio requería una protección absoluta, prohibición de importar. Cuando la prohibición se cambió por un arancel del 100%, la industria manifestó su temor de no poder competir, pero logró adoptarse.
Hoy, el arancel es mucho menor, y la industria nacional ofrece vehículos de calidad a precios competitivos con los importados.
Pero el Gobierno tiene razón en exigirle un mayor esfuerzo. Si vamos a seguir teniendo industria automotriz, como lo hace Colombia, en lugar de quitarle la protección y dejar que desaparezca, como hizo Perú, es necesario que más del valor que paga la población por un vehículo quede en el país en las arcas de empresas que contratan mano de obra nacional y fabrican partes. Lo correcto es reducir esa protección de manera paulatina y anunciada, para que la industria se adapte, como lo hizo cuando se levantó la prohibición de importar.
Lo que parece desacertado, sin embargo, es que a la vez que se reduce la protección se impongan permisos de importación con la intención expresa de reducir la importación de CKD en un 20%.
¿Cómo va a poder la industria avanzar en sustituir piezas importadas por nacionales, si debe reducir su volumen de producción? La incorporación de partes se facilita si el volumen que se demanda es mayor: economía de escala.
Por lo que sí al arancel gradual a los CKD, no a la restricción al volumen de importación.