Desafío de los alcaldes

Estamos a escasos días de las elecciones a nivel local. Este 24 de marzo todos los ecuatorianos acudiremos a las urnas que elegir alcaldes, prefectos, concejales (urbanos y rurales) y vocales de las juntas parroquiales.

De acuerdo a la Constitución de la República y el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad), no se puede hablar de municipios sino de “gobiernos autónomos descentralizados municipales (GAD)”.

Y aunque los GAD municipales, con la aprobación de la Constitución en el 2008 y del Cootad en el 2011, se les dio mayores competencias y atribuciones de las que tenían antes, todavía no han logrado alcanzar el suficiente grado de autonomía que uno esperaría.

En lo económico, salvo escasas excepciones, la dependencia de las transferencias provenientes del gobierno central sigue siendo importante.

La posibilidad de generar recursos propios sigue siendo baja, desaprovechando la capacidad que tiene este nivel de gobierno para el cobro de impuestos, tasas, contribuciones especiales de mejoras, entre otros.

Uno de los grandes problemas que acarrean los GAD municipales del Ecuador es el alto porcentaje que se destina al pago de la burocracia.

En el caso de Quito, por ejemplo, tiene cerca de 21 mil empleados y trabajadores. Apenas el 12% del presupuesto se destina para inversión, ya que el 52% va al pago del metro y el 36% a gasto corriente. Eso explica, a más de la falta de visión, conocimiento y experiencia, que la ciudad esté desatendida en muchos aspectos.

Otro de los inconvenientes que tendrán que sortear los alcaldes (y que en esta elección se va agudizar) tiene que ver con el aspecto político. Con el elevado número de candidatos y organizaciones políticas (77 mil candidatos y 278 movimiento y partidos), los próximos concejos municipales serán muy diversos. En consecuencia, va a ser muy difícil tener mayoría y niveles manejables de gobernabilidad.

No obstante, a más de los problemas que acabo de mencionar (mayor autonomía financiera, reducción de la burocracia y consecución de mayorías en los concejos municipales) los alcaldes deberían poner especial atención a los aspectos de carácter estratégico de sus cantones.

¿Qué quiero decir con ello?

Que a más de los problemas internos e institucionales es necesario plantear alternativas para resolver los déficits de infraestructura y de servicios (agua potable, alcantarillado, manejo de residuos), de vivienda, de espacios públicos de calidad, altos niveles de contaminación y congestión de tráfico, etc.

De igual modo, los municipios deberían abordar, en colaboración con otros niveles de gobierno, la promoción del desarrollo económico y la generación de empleo, la reducción de la pobreza, el mejoramiento de la calidad de la educación y de la salud, la garantía y protección de derechos.

smantilla@elcomercio.org

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