Desacuerdos y simulaciones

Dicen los académicos y profesionales del ámbito, que la política es el arte de lo posible; por tanto, la simulación y, el acomodo circunstancial no le son ajenos, sino comprensibles como propios de su naturaleza.

A esta reflexión perogrullesca es necesario remontarse para entender que dos fuerzas políticas, afines ideológica y políticamente, de una misma cuna como el movimiento Creo, el antiguo Partido Social Cristiano y ese género intermedio que es Madera de Guerrero no hayan podido concretar un mínimo acuerdo para elegir a un vocal en el Consejo Administrativo de la Legislación de la Asamblea. Lo extraño y ahora paradójico, es que sí pudieron hacerlo para las elecciones pasadas. Si en la actualidad Creo se acerca seductoramente al Gobierno o al revés, es parte de la praxis política y también de la amorosa. Algo similar con lo que pasó con el Partido Acción Nacional en México en el pasado azteca. El PRI los necesitaba no para consolidar el Régimen, sino para que sirva de pantalla o maquillaje. Así es la política, pero hay una salvedad que no puede pasar desapercibida. Los pueblos como masas son idiotas y el guayaquileño no es una excepción. Es posible que no conozcan o entiendan el trasfondo de los intereses que se encubren en la acción política; sin embargo observan, oyen comentarios y en su precariedad perciben que una cosa es la que se ofrece antes del voto y otra muy diferente es la que hace después. Debe molestar a esa comunidad costeña que hace falta la relativa trasparencia del pasado. Es probable que se acuerden de sus próceres; de la disputa de Colombia y Perú por sus astilleros y el golfo, recuerdan que alguno de sus líderes fueron notables presidentes de la República y han oído de los jóvenes que estuvieron en el malecón listos para ir al frente en 1941 aunque sin rifles. Lo de madera de guerrero no es un nombre político es un precedente ancestral.

P ara muchos no fue asimilable aquel pacto en virtud del cual el PSC y MdG apoyaron al candidato presidencial de Creo y que este movimiento, en un acto de prodigalidad ingenua, se abstuvo de presentar listas para representantes en Guayaquil para la Asamblea Nacional. Esas "gambetas" solo eran permitidas al "Pibe" Bolaños cuando vestía la casaca azul.

Hoy la situación es muy grave . No se trata de la lucha entre Costa y Sierra o Quito y Guayaquil. Tampoco entre el viejo CFP, el abdalismo y los sectores liderados por León Febres Cordero. Por primera vez, Guayaquil puede ser absorbida por un Régimen estatista al que solo le falta la ciudad de Octubre. El camino está abierto por la falta de un liderazgo en su propio suelo y acuerdos que garanticen la estabilidad del cabildo. Mucho se podrá repudiar a los líderes del PSC por la conducción a escala nacional del Ejecutivo y el Legislativo; pero, en cuanto a la administración de la ciudad, sus méritos son inobjetables .

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