No quiero hablar del mundial, se ha dicho tanto y me parece que se ha actuado tan poco. Tampoco quiero volver al tema de las violaciones de los derechos humanos, empezando por los derechos de las mujeres cataríes, tapadas, silenciadas. Siguiendo por los derechos de las comunidades Lgbtiq+ que en ese país no existen y terminando por la kalafa, suerte de esclavitud y trata de personas legal, según ciertas y no todas las tradiciones musulmanas.
Es importante reconocer que todo lo dicho, es un atentado a los derechos humanos más básicos y que de manera estratégica se cuela en el relativismo cultural, queriendo vender la idea de que, si se asienta en la tradición, entonces se justifica y más aún se debe respetar…
No, lo siento, pero no, ninguna práctica cultural que viole los derechos de las personas se justifica y mucho menos desde la cultura. Lo tienen claro las mujeres iraníes quienes desde el feminicidio de Mahsa Amini, han redoblado su protesta, que no es en contra del hijab, es en contra de la violencia, es por Masha, es para decir basta al control sobre el cuerpo de las mujeres.
Clarísimo está para las madres masai y turkanas que esconden a sus niñas pequeñas, a riesgo de ser castigadas por la comunidad para evitar la mutilación genital femenina.
Cuando estudiaba antropología, algún viejo profesor nos decía, que las mujeres con burka podían ser más libres que las que no lo usamos. Hace poco cierto gentleman palestino-keniano, argumentaba a viva voz en una cena que las mujeres que habían sido víctimas de la mutilación genital femenina en Kenia estaban perfectamente bien, ya que son parte de su comunidad y con eso basta para ser felices.
Según ellos, el problema son los ojos de Occidente, que penalizaba desde su etnocentrismo todo lo diferente. Tal cual, como la gente que ha organizado este mundial del dolor, que por unos cuantos goles y sobre todo mucho dinero, relativizan los derechos de las mujeres, los derechos de las comunidades Lgbtiq+ y los más básicos derechos laborales. Ante todo esto, me quedo con las bocas tapadas del equipo alemán y el silencio iraní…