Hay gobiernos de izquierda que tienen fracasos estrepitosos como en Venezuela y gobiernos de derecha que terminan aborrecidos por sus electores como el argentino. Los pueblos no toleran ofertas que no se cumplen ni ajustes sin resultados; prefieren ladrones con sensibilidad social antes que honestos despiadados.
Si el gobierno que tenemos los ecuatorianos es de derecha, entonces le convendría imitar a la izquierda que ha tenido éxito en Portugal. Paradójicamente el éxito de la izquierda de Portugal consiste en imitar a la derecha. Esto significa que no es la izquierda o la derecha las que fracasan o tienen éxito sino la aplicación del modelo económico con liderazgo y con oportunidad.
No tiene sentido inventar lo que ya existe; hay que imitar los casos de éxito. El milagro de moda es el portugués que transformó un desastre en éxito económico y político. Y es un gobierno socialista, conducido por Antonio Costa, socialista, con el apoyo del Partido Comunista y otros de izquierda.
Hace ocho años Portugal estaba al borde de la ruina. Recibió de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo créditos por más de cien mil millones de dólares para su rescate, pero con durísimas condiciones de austeridad fiscal que un gobierno conservador intentó aplicarlas despiadadamente. Miles de empleados fueron despedidos, se recortaron los salarios y hasta se anularon algunos días festivos. Se trataba de evitar la quiebra nacional. Pero el desempleo llego a 16% hace tres años.
En el 2015 fue elegido Antonio Costa y puso en práctica medidas de corte social para conseguir un reparto más igualitario de los réditos del crecimiento económico, pero sin renunciar a las metas de equilibrio fiscal. Ha logrado lo que parecía imposible: reducir el gasto público y, al mismo tiempo, aumentar los salarios y las pensiones de los empleados y jubilados. Redujo a la mitad el déficit fiscal hasta el 2,1% del Producto Interno Bruto (PIB), la economía lleva creciendo tres años seguidos, las exportaciones crecen al 6% y el desempleo que estaba en el 15% se ha reducido al 6%. El premio político es merecido: las encuestas colocan al gobernante socialista con diez puntos porcentuales por delante de sus rivales el éxito económico de Portugal exigió políticas que imitaban a la derecha: un amplio recorte de impuestos, beneficios fiscales para atraer al país a grandes fortunas y empresas, e incentivos para la inversión de ciudadanos extranjeros, como la llamada Golden Visa, que otorga el permiso de residencia a inversores si crean al menos 10 puestos de trabajo o adquieren inmuebles de un valor superior a 500.000 euros.
Pero su apuesta por la disciplina fiscal le ha traído problemas, ha tenido que enfrentar protestas de los conductores de camiones y los empleados públicos, que reclaman la reversión de la congelación de salarios. Si nuestra derecha imitara a esa izquierda, los ajustes valdrían la pena y los políticos recibirían su premio.