Si hay consenso para flexibilizar las leyes laborales decidan pronto, haciendo concesiones políticas a la realidad y adaptando a las necesidades del 2019 las normas rígidas que perduran desde 1938, porque para combatir la pobreza estructural y remover las grandes desigualdades es indispensable y urgente fomentar el empleo nuevo, sin afectar a una minoría que goza de empleo decente, de modo “que nadie se quede atrás en la senda del desarrollo”.
La generosa exoneración del impuesto a la renta prevista en la Ley de Fomento Productivo no ha tenido respuesta de los inversores, ya por falta confianza ya por la inestabilidad política y administrativa cuando se cambian ministros con frecuencia inusitada por falta de reflexión al escoger a ciertos mandos altos. Esta actitud aumenta la incertidumbre y no ayuda a crear expectativas positivas en un país acostumbrado a la queja y al lamento. Tampoco los empresarios deben demorar tanto para seguir invirtiendo a fin de sostener el crecimiento vegetativo de la producción y mantener en marcha sus negocios. Otra cosa es crear nuevas producciones exportables, en donde se advierte que, salvo la minería, no hay planes ni proyectos de emprendimientos importantes. Tenemos abierto el mercado de la Unión Europea y las exportaciones han dejado de crecer porque no hemos investigado los 27 mercados – sino dos o tres- para identificar nuevos sectores dinámicos que constituyan un motor para el crecimiento. Si no hay qué exportar, la ilusión de que se abran nuevos mercados no es sino eso, considerando además que EE.UU. no ha expresado el deseo de negociar un tratado de libre comercio con Ecuador y que la Alianza del Pacífico es, por ahora, comercialmente contraproducente.
No hay que esperar más sino seguir el ejemplo de productores ecuatorianos que en 2018 rompieron records de exportaciones en camarones, banano, atún y otros pescados, cacao y otros productos en donde si somos competitivos, superando los USD 10.000 millones, con el esfuerzo productivo de nuestros trabajadores y obviando restricciones de costos por la dolarización. No todo es negativo. Por lo demás, esperamos que si hay paz política la economía comience a salir del estancamiento y el déficit continúe disminuyendo lentamente para llegar a la meta pactada con el FMI en 2021, mientras que en lo tributario el camino está trazado – se diga o se calle- mediante la subida del IVA y el desmonte gradual del impuesto a la salida de divisas.
Para aumentar el empleo es urgente apoyar muchísimo a las empresas pequeñas para que suban a medianas, mediante consorcios de exportación modernos y desarrollar empresas de turismo receptivo fuertes e internacionalizadas, coadyuvando así a frenar la tendencia creciente del déficit del sector externo. Entonces una parte importante de un gran acuerdo nacional es trabajar mucho más de lo que hacemos ahora, – al estilo Carapaz- incluso disminuyendo tantos días feriados.