El Comité para la Protección de Periodistas manifiesta en su informe anual que “Ecuador es una de las democracias nominales donde el espacio de libertad de expresión y prensa independiente se está achicando rápidamente…”. El diccionario de la Real Academia Española trae la siguiente acepción: “Nominal. 2.- Que tiene nombre de una cosa y le falta realidad de ella en todo o en parte”. Ergo, a la libertad de expresión y prensa en Ecuador le falta realidad.
Hace pocos días la prensa dio a conocer el informe del mencionado Comité, presentado en Nueva York. En lo concerniente a Ecuador, entre otras cosas, anota: “Ecuador se encuentra entre los 10 países del mundo (Egipto, Bangladesh, Siria, Vietnam, Liberia, Rusia, Turquía y Zambia) en los que la libertad de prensa se achicó en 2013; Ecuador, ya conocido por su abuso de las leyes de difamación, adoptó una nueva Ley de Comunicación, con amplios poderes de censura, que se hace cumplir por un organismo de control del Estado leal al presidente Correa…; el recientemente nombrado Superintendente de Comunicación es conocido por insultar públicamente a la prensa”.
El Comité analiza la situación crítica imperante en esos países y también denuncia al mundo que “los programas masivos de vigilancia de los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido, la legislación restrictiva de varios gobiernos y la ola de ciberataques están entre los hechos perturbadores que han aterrizado en el ciberespacio y critica al gobierno de Obama, porque, mientras defiende la libertad de expresión online, el programa de espionaje de la NSA ha debilitado la confianza global en Internet”.
Este informe, que deteriora la imagen del Gobierno ecuatoriano y condena la cuestionada Ley de Comunicación, coincide con la sanción impuesta por el Superintendente de Comunicación al caricaturista Bonil y al diario El Universo, cuyos directivos y el exeditor de opinión ya fueron sentenciados hace dos años, por jueces de la Función Judicial, a tres años de cárcel y una indemnización de 40 millones de dólares al economista Correa, por la publicación de un artículo que consideró calumnioso e injurioso, pero luego “perdonó” dicho pago ante una ola de críticas de dentro y fuera del país. El defensor del Diario porteño denunció que la sentencia había sido elaborada por un abogado del Mandatario, quien desmintió tal acusación.
Es preocupante, afrentoso que se haya incluido a Ecuador en la lista negra de países estigmatizados, como Siria, Vietnam, Zambia, Liberia, etc., en los que la libertad de expresión y de comunicación ha sido atropellada y “ha sufrido profunda erosión”, mientras durante la “oscura noche neoliberal” se lo catalogaba como isla de libertad y respeto. Es una situación que llama a la reflexión, a la adopción de correctivos y a superar “delirios paranoicos” contra la prensa independiente.