En tiempos tan controvertidos políticamente como los actuales, resulta importante recordar qué es vivir en democracia y cuáles son las consecuencias prácticas de denominarnos como un Estado constitucional y democrático.
Empecemos entonces respondiendo a la pregunta: ¿qué es la democracia? Tomando la obra del jurista Bobbio, encontramos que democracia es el conjunto de normas (las reglas del juego), para la solución de conflictos sin derrame de sangre. De este razonamiento se sigue que el buen gobierno democrático, es aquel que es riguroso en el respeto de estas reglas.
Democracia trae implícito el gobierno de NORMAS, el respeto a las reglas básicas y fundantes del juego, esto es así, tanto en los casos que nos beneficia, como en aquellos que resultan contrarios a nuestros intereses. Vivir en una sociedad democrática significa entonces que el poder público como los ciudadanos nos sujetamos al respeto de las normas jurídicas estipuladas para vivir pacíficamente.
Estas reglas democráticas son de naturaleza constitutiva, esto quiere decir, que permiten el desarrollo de la Democracia, además de configurarla. Al igual que el ajedrez, las reglas acerca del movimiento de sus piezas y la finalidad del juego constituyen el juego mismo y, si se modifica una regla, por ejemplo, estableciendo que el alfil se mueve en dirección vertical u horizontal, y no sólo en líneas diagonales, ya no se juega al ajedrez sino un juego diferente. Con la democracia ocurre exactamente igual.
Si las reglas del juego democrático son reglas constitutivas, la razón parece estar más a favor de una noción de democracia sustancial, que incluya un núcleo normativo fuerte axiológico, la observancia a los contenidos formales y materiales de la Constitución, que circunscriben el accionar político, otorgando a la sociedad la tan ansiada seguridad jurídica.
La seguridad jurídica se fundamenta en el respeto a la Constitución y en la existencia de normas jurídicas previas, claras, públicas y aplicadas por autoridades competentes. En este orden de ideas, el ideal de democracia tiene la virtud de no ocultar sino de resaltar este límite para la acción de la política, poniendo de manifiesto todas sus implicaciones en el plano práctico y todos sus presupuestos en el plano teórico.
En este sentido, democracia en su alcance hermenéutico es mayor que la concepción formal procedimental (elecciones), puesto que exige el ideal de respeto de contenidos materiales de la Constitución, por parte de todos los actores políticos, así como de la sociedad en general.
Es decir, la aplicación de estas normas, previas, claras, públicas, es crucial para prevenir la violencia y regular el conflicto social. Precisamente por ello, resulta necesaria la observancia y estricto acatamiento de las mismas, recordando que esto permitirá canalizar los requerimientos políticos dentro del marco de la Constitución y la ley, y solo así lograremos una verdadera Democracia.