DINA KHAPAEVA
Project Syndicate
La reciente película Joker (Guasón) cuenta la historia de Arthur Fleck, un solitario psicópata y payaso de fiestas que intenta hacer carrera como cómico de stand-up pero es rechazado y humillado. Entonces se venga de la sociedad convirtiéndose en asesino y provocando disturbios “contra los ricos”.
Pese a que ganó el prestigioso León de Oro a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Venecia este año, Joker generó opiniones encontradas. Muchos críticos la elogiaron con el (predecible) argumento de que su violento protagonista lidera una revuelta contra un orden cruel e injusto. Señalan que el Guasón es un héroe oprimido cuya violencia constituye un valiente acto de autoafirmación.
Otros, con una mirada menos luminosa del personaje principal, señalan que es un demente cruel y violento. A diferencia del conflictuado asesino Raskolnikov en Crimen y castigo de Dostoievsky, el Guasón es un maníaco vengativo que comete crímenes a sangre fría sin sentir responsabilidad, mucho menos remordimiento. Todd Phillips, el director de Joker, se declara confundido por la “doble vara” que se le aplica a su película. “Acabo de ver John Wick 3. Es un varón blanco que mata a 300 personas, y todo el mundo ríe y festeja” declaró Phillips. “¿Por qué a esta película la juzgan según otros criterios? Honestamente no lo entiendo”.
Pero la gran pregunta es si está bien que el protagonista de una película que critica el orden social actual sea un psicópata asesino. Es verdad que Estados Unidos (cuya muy desigual distribución de la riqueza lo acerca más a la Rusia del presidente Vladimir Putin que a la mayoría de los otros países desarrollados) está indudablemente necesitado de un cambio social.
Pero ¿son personajes como el Guasón y películas que se solazan en monstruos asesinos y en la violencia desatada los mejores vehículos para promover la justicia social?
Phillips y el actor Joaquin Phoenix, que interpreta al personaje principal, han rechazado esas críticas apelando al lugar común de ver a los monstruos como víctimas de la injusticia. En opinión de Phillips, sus crímenes son producto de “falta de amor, trauma infantil, falta de compasión en el mundo”.
Además, como señaló David Sims en The Atlantic, “Joker no es ni mucho menos la primera película de la historia centrada en un antihéroe perturbador”.
Numerosas películas con zombis comecerebros, vampiros chupasangre o asesinos seriales han sido elogiadas como críticas de la explotación capitalista, del imperialismo estadounidense, de la opresión de género, del antropocentrismo, etcétera.
De hecho, ¿hay algún monstruo al que no se haya considerado posible vehículo de ideas revolucionarias?