Los escándalos de corrupción en los gobiernos del “socialismo” del siglo XXI se hallan a la orden del día; en Argentina y Ecuador, han entrado en fase de erupción y amenazan con enterrar al kirchnerismo y al correísmo. Esos gobiernos muestran rasgos comunes de carácter político, como el caudillismo autoritario y su cuño populista; la agudización de las divisiones en las sociedades y sus aspiraciones de perpetuarse en el poder; pero también los exhiben en los ámbitos de la ética y la estética.
¿No dejaron al descubierto sus características en esos campos los sumisos y sumisas asambleístas, fidelísimos partidarios de Rafael Correa y la reelección indefinida, que persisten en defender al vicepresidente, a quien el fiscal Baca acusó por el delito de asociación ilícita y contra el cual presentó 28 evidencias y aseguró que había recibido sobornos de Odebrecht por USD 13,5 millones? ¿No las revelaron quienes intentan serruchar el piso a Lenin Moreno en la presidencia de Alianza País, desplegando las mañas de la más rancia partidocracia? ¿Y varios de quienes el pasado martes aparecían en la foto de los 47 que apoyan al presidente y la consulta popular, aunque hasta el día anterior habían bloqueado el juicio político a Glas, y el día ulterior intentaban piruetas verbales para justificar su presencia en la foto?
En el procesamiento de la corrupción K la justicia argentina ha puesto tras las rejas y lo investiga por enriquecimiento ilícito a Amado Boudou, que fue vicepresidente de Cristina Fernández. El patrimonio familiar de los Kirchner aumentó por sobre el 1 000% entre 2003 y 2015.
Hace más de un año, José López, ministro de Obras Públicas del kirchenerismo , fue sorprendido cuando intentaba meter fundas con USD 9 millones a un convento de monjas. López era íntimo colaborador de Julio De Vido, el exministro de Planificación Federal, también encarcelado. Los dos eran funcionarios de la mayor confianza de Néstor Kirchner. La exministra de Economía, Felisa Miceli, fue condenada a 4 años de prisión por el hallazgo en su despacho de una bolsa con dinero cuyo origen no pudo justificar. Son solo unos pocos ejemplos de entre los numerosos personajes de la corrupción K en manos de la justicia argentina.
Entre los casos de corrupción del correísmo, ¿no resulta otro ejemplo de quiebras de la ética y estética tener el monumento en bronce de Néstor Kirchener -2,28 metros de alto y 600 kilos de peso- en el edificio de la Unasur en la mitad del Mundo? Es una vergüenza que se lo mantenga.
¿No constituye también otro caso de esas quiebras el vanidoso Museo que inauguró Correa en Carondelet, en el cual se reproduce su foto más de 100 veces y se exponen los honoris causa gestionados por sus embajadores, según observó el presidente Moreno?