Del motín al naufragio

Los esbirros del correismo devanan sus seseras inventando historietas con las que intentan posicionar a su patrón en la categoría del mítico Indiana Jones, quien ni en sus épocas cinematográficas en que aparecía como eminente científico y novelesco aventurero podría reeditar en pocas horas de un solo día los episodios que le atribuyen a un desaforado que ya demostró ser vulgarmente mortal -tanto así que pidió a gritos que lo maten-, sino que evidenció ser muy vulnerable, física y políticamente.

Claro está que aquellos dedicados a fabular lo hacen empleando toda clase de ridículos manejos escénicos, que si no rebasaran tanta estupidez causarían hilaridad; pero, insisten en su indecoroso accionar porque les resulta muy lucrativo el oficio de alentar paranoias a cambio de millonarios contratos estatales.

Es que resulta tragicómico escuchar las arbitrarias voces oficiales cuando hablan del secuestro a su “héroe-víctima”, cual si hubiese sido el protagonista excepcional de alguna epopeya, en donde el acto supremo seguramente lo ubican en el momento histérico cuando se arranca la camisa y la corbata. O quizás los Goebbels criollos pretenden destacar como un elemento perturbador las escenas donde los miembros de un regimiento de policía, se resistieron a escuchar los acostumbrados monólogos falsos, rechazo que hizo perder sus pocos estribos al no tan recio, pero si necio, líder de la cantinflesca “revolución ciudadana”. O tal vez se les ocurra destacar alguna escena de la batahola donde a los miembros de la “Inteligencia” presidencial les está resultando un rompecabezas difícil de armar la identificación de quién era quién; cuál entraba y salía; qué imposibilitó la intervención del helicóptero posiblemente de origen hindú.

Luego, no tienen empacho de narrar sobre un golpe de Estado, siendo vergonzoso que los académicos de Carondelet no hayan explicado sobre el célebre tratado ‘La técnica del golpe de Estado’ (1931) del italiano conocido por su seudónimo de Curzio Malaparte, escrito para demostrar que las fuerzas adversas a los valores de libertad y de democracia, de extrema derecha o de extrema izquierda, pueden ampararse de un Estado moderno y coartarlas, ha servido de guía teórica, a los idólatras del Estado centralizador, autoritario y antidemocrático. Paradójicamente ha sido libro de referencia de Fidel Castro, Chávez y de otros desesperados con sus autocracias.

Lo que sucedió el 30 de Septiembre del 2010 se puede reflejar en el símil de un barco “haciendo aguas” porque se horadó la línea de flotación de tanto uso y abuso, perdiendo rumbo, dirección y destino, siendo que resulta imposible sacar el barco del terrible desastre que afectó el eje central, con tripulantes aduladores y corruptos, más un capitán egoísta, arbitrario, soberbio y vengativo.

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