Se acerca rápido la hora que señalará un nuevo rumbo en el escabroso tema de la movilidad en la capital. El lunes 3 de mayo comienza a aplicarse el sistema conocido como pico y placa que, al parecer, es el único capaz de menguar el caos en el que se convirtió el tránsito en Quito.
Como todo cambio, la medida despierta dudas, incertidumbres, miedos. Pero, sobre todas las cosas, genera una reacción negativa y el augurio de que no va a funcionar, que va a fracasar.
Las voces opositoras al proyecto aportan muy poco al debate, prefieren predecir un caos mayor al actual y no plantean soluciones coherentes para un problema crónico.
Las cartas están jugadas. Desde el 3 de mayo, entre las 07:00 y las 09:30 y entre las 16:00 y las 19:30 no podrán circular los vehículos particulares cuyas placas terminen en 1 y 2 el lunes, 3 y 4 el martes, 5 y 6 el miércoles, 7 y 8 el jueves y 9 y 0 el viernes.
Si nos fijamos bien, el esquema planteado por el Alcalde solo afecta a quienes manejamos un automóvil apenas un día a la semana y en un horario determinado. No es una hecatombe ni tampoco una decisión destinada a fastidiar la vida de nadie.
Es, en realidad, una acción que debía haberse dictado desde hace mucho tiempo atrás y que no podía seguir postergada por cálculos políticos. Si elegimos a un Alcalde es para que ejerza el liderazgo de la ciudad que representa. Es obligación de los alcaldes estar cerca de la comunidad y entender las necesidades más apremiantes.
Llegó la hora de afrontar, con buena cara como se decía antes, una nueva forma de vida, un nuevo esquema de movilidad que definitivamente va a cambiar radicalmente todo lo vivido anteriormente.
Es necesario apoyar al alcalde Augusto Barrera y darle la oportunidad para que demuestre que el sistema de pico y placa fue cuidadosamente estudiado y que va a dar los resultados que todos esperamos para mejorar la circulación vehicular en Quito.
Pero si no queremos entender de ‘a buenitas’ que hay que sacrificar una, repito, solo una vez a la semana la comodidad por una necesidad colectiva, les invito a que se informen sobre las multas para los que se niegan a acatar la disposición municipal.
USD 80 la primera multa, USD 120 la segunda y USD 240 la tercera. ¿Habrá alguien que se arriesgue a una tercera multa y a la retención de su carro hasta por cinco días? No es recomendable, pero no faltará quien desafíe esta restricción.
Hay que insistir también en que este sistema es para todos y que la viveza criolla debe ser desterrada para siempre. Y este es solo el primer paso, quién sabe si la medida será insuficiente y el pico y placa se transforme, en el futuro, en una restricción de todo el día, como ocurre en otras ciudades del mundo.