Los DD.HH. son de todos y no patrimonio solo de unos. Tienen todas las personas desde su nacimiento, como consagra la Declaración Universal de la ONU de 1948. Sin embargo, las organizaciones mundiales, regionales, locales, las ONGs, las Defensorías del Pueblo se preocupan de unos y no de los pobladores que hacen las comunidades, que son más vulnerables y que viven en la pobreza. Con ocasión del último levantamiento indígena -sector que tiene legítimo derecho a reclamar por su falta de atención pero no con vandalismo, violencia, saqueos, destrucción y paralización de servicios públicos- se cometen errores y distorsiones que reflejan verdades a medias.
Amnistía Internacional, la Defensoría del Pueblo y otras organizaciones no gubernamentales criticaron y hablaron de represión, que sí hubo, pero no dijeron que aquí hubo agresiones y asaltos contra ciudadanos, una violencia sin precedentes, ataque y destrucción de instituciones, un intento de golpe de estado, destrozos de ambulancias y carros de los Bomberos. En los conflictos más graves e incluso en guerras se respeta a quienes trabajan para salvar vidas.
No se puede negar que para parar la violencia hubo excesos policiales en medio del estado de excepción, pero solo se miran los efectos y no las causas. No se justifica pero se explica cuando los ataques tienen que ser enfrentados y erradicados. La represión no solo puede ser condenada cuando se intenta pacificar el país, obligación del Estado, sino también cuando actúan grupos desestabilizadores, a la cabeza el correísmo dirigido desde Bélgica. Y qué pena que la dirigencia indígena cayó sospechosamente en el juego y se mezcló con los agresores para causar enormes daños. No pueden negar que cortaron el agua y atacaron a trabajadores de florícolas en las provincias centrales. Incluso, dirigentes del gremio denunciaron que el correísmo les azuzaba para tumbar al Presidente.
Hubo grave afectación a miles de habitantes (Ambato, Latacunga, Riobamba y otras ciudades) que se quedaron sin servicios básicos, sin agua ni transporte. En Cuenca bloquearon el paso y necesitaban medicinas, con grave afectación a enfermos terminales.¿ Eso no viola sus DD.HH.?
Según la Declaración Universal, los seres humanos deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Acaso los dirigentes del paro actuaron así cuando agredieron a uniformados, periodistas, ingresaron y atacaron medios e incluso destruyeron ambulancias y motobombas? Eso es violación de derechos. Bienvenidas las organizaciones de DD.HH. que quieran pero observen todo lo ocurrido y no solo de un lado. Pregunten a las poblaciones si no les atacaron y destruyeron bienes privados, pequeños negocios y sembraron el terror con violencia y vandalismo y si sus DD.HH. no fueron afectados.